La ingeniería de materiales es uno de los campos de la ciencia que más sorpresas nos están dando en los últimos años, como demuestran estas canicas líquidas.

De hecho, el último descubrimiento en este área nos ha dejado con la boca abierta, ya que  muestra de nuevo que todo está inventado y que sólo hay que fijarse en la naturaleza para encontrarlo.

Se trata de unas pequeñas gotitas de agua recubiertas de un tipo concreto de plástico que las hace capaces de transportar pesos 150 veces por encima del suyo. ¿Y cómo lo han conseguido? Con ayuda de un láser e inspirándose en un escarabajo.

El escarabajo de agua, el inspirador del invento

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Ya en una ocasión os hablamos del escarabajo de hoja de lirio, cuyo cuerpo está perfectamente adaptado para caminar sobre las aguas sin necesidad de milagros. Sin embargo, éste no es el único escarabajo capaz de realizar esta hazaña, ya que existe otro, conocido como escarabajo de agua o estenus, que se vale de otros métodos para conseguir el mismo resultado.

Y es que, como si de una lancha a propulsión se tratara, este animalito es capaz de correr sobre el agua a una grandísima velocidad utilizando como combustible el stenusino, un líquido contenido en sus glándulas anales, cuya carácter hidrofóbico (repele el agua) genera cambios en la tensión superficial (la estabilidad de la superficie del líquido) detrás del escarabajo, de modo que éste es impulsado por el agua debido a un efecto físico conocido como efecto Marangoni.

¿En qué consisten estas canicas líquidas?

Tras la observación de este fenómeno típico de los escarabajos, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Osaka, en Japón, decidieron imitar el proceso para conseguir un método fácil y rápido de transportar ciertas sustancias.

Para ello, tomaron gotitas de agua con un tamaño de la escala de los milímetros y las recubrieron con polvo de polipirrol, un plástico cuyas dos características principales con que se calienta cuando se ilumina y que repele el agua, debido a su carácter hidrofóbico.

Este proceso dio lugar a una especie de canicas minúsculas de mármol con el líquido encerrado en su interior que fueron colocadas en una piscina llena de agua. Una vez allí, se comenzó a calentar la superficie de las bolas con un láser de modo que, a medida que el plástico se calentaba, éstas salían propulsadas debido a cambios en la tensión superficial del agua circundante.

¿Para qué sirven las canicas líquidas?

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Para comprobar la utilidad de su descubrimiento, estos científicos probaron a asociar las bolas a pequeños barquitos de plástico, comprobando que podían desplazar hasta 150 veces su peso.

Por otro lado, comprobaron que si se irradiaba la canica durante un tiempo prolongado, ésta se deshacía liberando su contenido, ofreciendo un abanico de posibilidades inmenso en el transporte de materiales encapsulados y la administración de fármacos de modo que sean liberados únicamente en el lugar deseado.

La de cosas que se pueden conseguir observando el comportamiento de un escarabajo.