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El ser humano está a punto de acabar con el cerdo

Debido a la transmisión entre especies, el ser humano está a punto de acabar con el cerdo.

27 abril, 2016 19:04

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No es culpa de la industrialización y el consumo global de los productos derivados del cerdo, la amenaza fluye a través de nosotros y toma cobijo en nuestras células: los virus.

El ser humano ha mantenido una lucha constante contra el mundo de los microorganismos, gracias a los antibióticos, vacunas y otros fármacos, hemos conseguido mantener a raya a muchos patógenos que ponen en peligro nuestra salud. Pero sin duda, los más difíciles de tratar con diferencia son los virus. Información genética envuelta en una coraza proteíca y en algunos casos con una delgada capa lipídica, estos parásitos obligados tienen una única misión en su vida (si se le puede llamar cómo tal), infectar. Penetran en su huésped por excelencia, se adueñan de la maquinaría celular para sintetizar su propia información genética y formar un “ejército” mayor.

Hay infinidad de virus, tantos que existen más virus que galaxias. Sin embargo, no todos los virus tienen el mismo fin o lo hacen de la misma forma. Hay virus que se mantienen de forma latente en el huésped sin matar sus células, otros que invaden de forma agresiva, y otros que incluso nos han servido para elaborar nuestras propias herramientas de ingeniería genética. El problema es, que un virus que se mantendría de forma inocua en un determinado organismo, podría no serlo en otro organismo.

El gran dilema humano: Globalización y epidemias

pensar

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Aunque a priori no penséis que la globalización puede estar detrás de muchas de las epidemias actuales, debéis conocer que juega un papel fundamental en el desarrollo de nuevos virus con características tales que les ayudarán a superar las barreras que el hombre ha inventado.

Para entender mejor esta idea, debemos de situarnos en una determinada región. La divergencia evolutiva debido al entorno, ha dado lugar a individuos con diferentes características, que en último lugar se deben a diferentes genotipos. Si en un entorno hay un determinado elemento hostil que puede poner en peligro la vida de dicha población, tendrá lugar un evento que a lo largo del tiempo conoceremos cómo evolución; los individuos resistentes superaran el evento dando lugar a una población en la que predomine la información genética de dichos individuos.

Bien, ahora combinamos esta idea con la inserción de otras especies, y tenemos un San Francisco que ni los mejores cocteleros podrían preparar. Infinidad de combinaciones, en las que la transmisión entre especies podría dar lugar a un virus que tras el paso, sea patogénico llegando incluso a ser mortal para la nueva especie.

Gripe aviar, gripe porcina, virus del Ébola, la lista daría para muchas páginas, y todos ellos virus que originalmente afectaban a una especie o un grupo de especies determinadas y que han sido transmitidos al ser humano siendo en este caso potencialmente perjudiciales.

Los antígenos no mienten: El ser humano está a punto de acabar con el cerdo

cerdo-trasplante

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Nos hemos preocupado por hacer frente a la posible transmisión al ser humano desde otras especies con las que estamos en contacto, pero no nos hemos preocupado lo suficiente de controlar la transmisión a otras especies desde el ser humano. La víctima en cuestión es el cerdo, al que hemos transmitido virus en las diferentes regiones del globo terrestre.

Una vez en el cerdo, el virus comienza a adaptarse al nuevo huésped, fabricando nuevos antígenos para la superficie de su membrana proteica de forma que sea más fácil y efectiva su infección entre los nuevos inquilinos.

De esta forma, se generan de forma descontrolada nuevas cepas de un virus que antaño sabíamos cómo combatir y que tras un primer contacto nos parezco uno totalmente nuevo. Sin olvidar que el nuevo virus además de poner en peligro al cerdo, puede re-adquirir la patogenicidad en humanos y repetir las epidemias que hemos pasado a lo largo de la historia.

Un dato que no podemos pasar por alto en este caso, es que el virus de la gripe es un virus segmentado, lo que quiere decir que su genoma está compuesto por diferentes combinaciones de fragmentos. Así consigue ampliar su identidad, dificultando la tarea de elaborar una vacuna.

La alerta llega a manos de un estudio publicado en eLife y nos trae cómo referencia una base de datos que ha madurado desde 1930 hasta 2013 con antígenos de más de 600 virus de los diferentes continentes del mundo, incluyéndose más de 200 virus que no conocíamos. Imaginad lo difícil que sería elaborar una vacuna que pudiese tratar todos esos antígenos y que sea económica, segura y pueda llevar a las regiones dónde se requiera.