Si últimamente habéis decidido ir la cine seguro que habéis sopesado como opción ver “Alicia a través del espejo“.

Esta segunda parte de “Alicia en el País de las Maravillas” está arrasando tanto en las taquillas como fuera de ellas, debido posiblemente al poder atractivo que suelen tener sobre nosotros las películas acerca de mundos de fantasía. ¿Pero es realmente fantasioso todo lo que sale en ésta?

Vale, a día de hoy no sabemos nada de conejos que hablen, gatos de sonrisa gigante capaces de desaparecer, espejos que abran la puerta a un nuevo mundo o pequeños pastelitos cuya ingesta te haga cambiar de tamaño en cuestión de segundos. Bueno, sí que conocemos pasteles que aumentan nuestro tamaño, pero esos lo hacen a más largo plazo. Lo que sí que se puede explicar es el motivo por el que el sombrerero está loco; pero no, la magia no tiene absolutamente nada que ver. La culpable, como siempre, es la ciencia.

El mercurio, el responsable de la locura del Sombrerero Loco

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Lewis Carroll, el autor de Alicia en el País de las Maravillas, fue un gran escritor, pero también destacó en el área de las matemáticas. Por eso, su faceta de científico está impresa en esta obra en la que, por ejemplo, el juego del ajedrez cobra una gran importancia.

Del mismo modo, aunque está claro que la mayoría de sus personajes son totalmente fantasiosos, sí que es es cierto que algunos de ellos, como el Sombrerero Loco, están dotados de personalidades que pueden ser sostenidas por la ciencia, aunque para comprenderlo debemos saber primero cómo era la profesión de los sombrereros antiguamente.

La fabricación de sombreros de copa es un verdadero arte; para el que es necesario imaginación, maña y buena materia prima. Normalmente se utilizaba piel y fieltro, dos materiales muy difíciles de unir, por lo que era necesario recurrir a sustancias como el mercurio, un metal que, como sabéis, hoy en día es casi tan temido como el Hombre del Saco.

Efectos del mercurio sobre la salud mental

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Estos sombrereros trabajaban en espacios cerrados mientras que inhalaban continuamente los efluvios procedentes del pegamento y el mercurio. 

Esto podía haberles causado un gran número de trastornos, aunque los más evidentes eran los que afectaban a su cerebro, ya que tiene un efecto muy perjudicial sobre el sistema nervioso central, pudiendo causar síntomas psíquicos como pérdidas de memoria, insomnio o inestabilidad emocional. 

Además, también inhibe la formación de las vainas de mielina en cerebros en desarrollo, por lo que sus efectos sobre los niños son aún más notables.

El sombrerero de la obra de Carroll no era el primero de su familia en ostentar esa profesión, ya que descendía de un conocido clan de sombrereros. Por eso, es muy posible que desde pequeño acompañara a su padre en el taller, inhalando todas esas sustancias cuando su pequeño cerebro aún no había terminado de desarrollarse.

Vamos, que tiene causas más que de sobra para estar tan loco como está.

Ahora ya sabéis que la locura de este personaje en la peli no se debe a un capricho del director, sino a gajes de la profesión.