¿Sirve de algo dar golpecitos a una lata para evitar que se derrame?
Todos hemos temido alguna vez que nos salten a la cara las burbujas de una lata de refresco. Os contamos a qué se debe y si hay algún modo de evitarlo.
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A todos nos han gastado alguna vez la broma de pasarnos una lata de refresco recién agitada para ver cómo se nos llena la cara de espuma y vergüenza.
Por eso, a veces cuando cogemos una de estas latas tomamos mil precauciones, como esperar a que se asiente, abrirla a una distancia considerable de nuestra cara o darle unos golpecitos en la parte superior, con el fin de evitar la salida explosiva de espuma.
Esto último es una de esas costumbres que se aprenden y se hacen, a pesar de no tener seguridad sobre su efectividad. Por eso, un profesor de química de la Universidad de Nottingham Trent, ha escrito un artículo en The Conversation en el que habla sobre el proceso por el que salen las burbujas y su posible relación con el ritual de los golpecitos.
¿A qué se debe la salida de burbujas de una lata de refresco?
Como sabéis, el contenido de las latas de bebidas carbonatadas se encuentra encerrado bajo presión, por lo que en el momento que se abre el recipiente se produce una disminución brusca de esta presión.
Pues bien, todo esto conduce a un cambio de solubilidad del dióxido de carbono que lleva a que las burbujas que se encontraban pegadas a las paredes se vuelvan más grandes al disminuir la presión, pudiendo alcanzar poco a poco un tamaño concreto que las lleva a desplazarse hasta la parte superior de la lata, arrastrando el líquido con ellas.
Si la bebida no está agitada la apertura del recipiente sólo dará lugar a ese pequeño silbido característico que todos conocemos, pero si algún gracioso la ha agitado o simplemente se ha movido en el camino del supermercado a casa, por ejemplo, habrá más burbujas y arrastrarán más líquido con ellas.
¿Sirve de algo entonces dar pequeños golpes en la lata para evitar que nos salte la espuma a la cara?
Según Chirs Hamlett, químico de la Universidad de Nottignham Trent, dar toques suavecitos sobre la lata puede ayudar a desplazar algunas de esas burbujas, evitando que salgan bruscamente, pero la opacidad de la lata imposibilita saber si se han expandido correctamente, por lo que la mejor opción es dejar la lata reposar un poquito o, si os puede el espíritu aventurero, abrirla a ver qué pasa. Al fin y al cabo, cómo mucho os mojaréis o se reirán de vosotros, pero tampoco es algo tan grave.