¿Cómo puede ayudar la nanotecnología a la industria alimentaria?
Os contamos el uso de la nanotecnología en la industria alimentaria y os explicamos por qué estos productos deben seguir un control exhaustivo.
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El uso de la nanotecnología en la industria alimentaria es muy controvertido, ya que puede aportar muchos beneficios, pero no por eso dejar de despertar miedo e inseguridad en la población.
Lo hemos vivido, lo vivimos y lo viviremos con el tema de los alimentos transgénicos, que a pesar de estar perfectamente regulados y haber mostrado acarrear muchas ventajas y prácticamente ninguna desventaja, siguen despertando críticas en muchísima gente.
Por ese motivo, aunque actualmente el área de la nanotecnología esté lanzando una infinidad de buenas noticias en la industria alimentaria gracias a su contribución en la creación de alimentos más sabrosos y nutritivos, la mayoría de estudios se encuentran en fase de pruebas para asegurar que no conllevarán ningún problema para la salud de quién los tome.
¿Qué es la nanotecnología?
La nanotecnología es el área de la ciencia que estudia la manipulación de la materia a escala nanométrica o, lo que es lo mismo, en porciones mil millones de veces más pequeñas que el metro.
Hasta hoy han sido muchos los descubrimientos en este área que han facilitado nuestras vidas notablemente, como bicicletas más ligeras, cremas cosméticas con mejor absorción o recipientes más resistentes.
En lo referente a este tipo de productos es más fácil llegar al mercado, ya que no parece haber ninguna forma de que afecten a nuestro organismo, pero cuando la cosa va de comida se activan todas las alarmas de los consumidores, que temen estar poniendo en peligro su salud si consumen alimentos alterados de esta forma.
¿Cuáles son las utilidades de la nanotecnología en la industria alimentaria?
A pesar de todo, no podemos mirar para otro lado y hacer como que estas aplicaciones de la nanotecnología no existen, ya que son demasiado buenas como para dejarlas pasar, por lo que lo importante es investigarlas a fondo.
Son muchísimas las formas en las que se pueden modificar los alimentos a escala nanométrica, aunque en The Conversation Seda Erdem, de la Universidad de Stirling, nos cuenta algunos casos muy novedosos.
Por ejemplo, existen numerosos estudios en torno al uso de nanopartículas de plata, ya que sus propiedades antimicrobianas favorecen la fabricación de envases de papel recubiertos de este metal capaces de conservar los alimentos en buen estado durante más tiempo.
Por otro lado, también comienza a despuntar el uso de este tipo de técnicas en el encapsulamiento de compuestos de interés cuyo sabor u olor deberían estar enmascarados. Esto ocurre en el caso de algunos aceites de pescado que se añaden al pan encapsulados de modo que sólo se liberan en el estómago, dónde su olor desagradable ya no puede ser percibido, pero sus propiedades saludables para el corazón aún se pueden aprovechar.
Por último, también se investiga mucho con la sal; ya que, como sabéis, los alimentos sin ella no saben de una forma demasiado agradable, pero su abuso puede ser muy perjudicial para la salud. Por eso, científicos de la Universidad de Nottingham estudian las ventajas de romper los cristales de sal a escala nanométrica, de modo que aumenta su área superficial, dando lugar a un mayor sabor, pero con menos cantidad.
¿Cuáles podrían ser los peligros para la salud de la nanotecnología en la industria alimentaria?
No se conocen a ciencia cierta cuáles son los peligros que podrían suponer este tipo de técnicas, aunque se teme que pudieran acumularse en algunos órganos como el hígado y los riñones, afectando a su funcionalidad a largo plazo.
Para asegurar que esto no pase, es necesario someter estos productos a todas las pruebas pertinentes antes de enviarlos al mercado y, además, establecer una normativa exigente, del mismo modo que ocurre con los organismos modificados genéticamente.
Una vez que esto se haga sólo quedará que los consumidores decidan si quieren introducir estos alimentos en su dieta. Del mismo modo que con los transgénicos, nadie nos obliga a comer este tipo de productos, por lo que si han pasado las pruebas necesarias para demostrar que no nos causarán ningún daño, en nuestras manos estará elegir y dejar elegir a los demás.