¿Por qué no tenemos recuerdos de nuestros primeros años de vida?
La amnesia infantil es la causa por la que no tenemos recuerdos de nuestros primeros años de vida. Os contamos algunas hipótesis sobre su origen.
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Por muy buena memoria que tengamos, nuestros primeros años de vida forman una profunda laguna en nuestra mente.
Esto puede parecer algo lógico. Hace muchos años, ¿cómo lo vamos a recordar? Pero para que veáis que no se trata sólo de eso, pensemos en un ejemplo muy simple. ¿Recordáis cosas que os ocurrieron hace siete años? Seguramente sí. Ahora preguntadle a un niño de nueve años si recuerda cosas de cuando tenía dos. Posiblemente os diga que no.
Las causas de esta falta de memoria, conocida como amnesia infantil, son muy variables, pues se asocian tanto al desarrollo del cerebro como a factores más culturales, pero en general todos llevan a lo mismo: a que sea prácticamente imposible retener recuerdos de nuestros dos o tres primeros años. Veamos cuáles son las causas.
Hipótesis neurológica de la amnesia infantil
Como ya hemos visto en otros muchos artículos, el hipocampo es el área cerebral encargada del aprendizaje y la formación de recuerdos.
Y precisamente ésta puede ser la primera causa de la amnesia infantil, pues el desarrollo neuronal en esta región tiene lugar durante nuestros primeros siete años de vida, por lo que en las etapas más tempranas no tiene soporte suficiente para retener los recuerdos que se generan.
¿Pero realmente se generan estos recuerdos? Pues parece ser que sí; pues, aunque es cierto que, como os he dicho en la introducción, los niños no recuerdan con nitidez sus primeros años de vida, también es verdad que tienen más recuerdos anteriores a los de los adultos, por lo que parece ser que se generaron, pero no pudieron retenerse durante mucho tiempo.
Hipótesis social-lingüística de la memoria infantil
Por otro lado, existe la teoría de que el desarrollo del lenguaje es un factor muy importante en el proceso de memorización. Nuestro pensamiento se sustenta en el lenguaje, por lo que éste debe estar desarrollado debidamente para que permita generar recuerdos.
Los investigadores que sostienen esta teoría se basan en los testimonios de niños que habían sido llevados a edades muy tempranos a la sección de emergencias del hospital con algún tipo de lesión traumática, de esas que no se olvidan.
Curiosamente, aquellos que tenía el lenguaje debidamente desarrollado antes de los 26 meses de edad pudieron contar lo que les había pasado hasta cinco años después, mientras que los que no hablaban correctamente apenas tenían recuerdos sobre el suceso.
Dentro de esta teoría también se tienen en cuenta el tipo de recuerdos que se retienen con más facilidad según las características socio-culturales del país del niño. Por ejemplo, los países en los que se valora más la autonomía, como Estados Unidos, suelen recordar logros personales, como haber obtenido un premio en el parvulario, mientras que los que se centran preferentemente en las relaciones, como los asiáticos, recordarán más los sucesos que hayan tenido lugar en grupo. Además, el primer grupo será capaz de generar más recuerdos que el segundo.
Sea como sea, aún falta mucho por estudiar para tener las causas perfectamente claras, por lo que muchos investigadores han comenzado a realizar estudios en los que se sigue a los niños desde pequeños, para sustituir los ensayos existentes en los que se entrevistaba a adolescentes y adultos sobre hechos de los que los propios científicos no tenía constancia. ¿Y vosotros? ¿Cuántos años tienen vuestros recuerdos más antiguos? Nos interesa vuestra opinión.