¿Realmente necesitas dejar de comer gluten?
Existen tres tipos de consumidores según su tolerancia al gluten. Aquí os hablamos de cada uno de ellos y, además, os contamos cómo diferenciarlos.
29 julio, 2016 20:35Noticias relacionadas
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La intolerancia a sustancias naturales como el gluten o la lactosa se ha convertido en una verdadera plaga en lo que llevamos de siglo.
Siempre han existido celíacos, pero hemos pasado de que en nuestra infancia nos resultase extrañísimo que hubiese un niño en el colegio que no podía comer pan, a que poco a poco lo raro sea que haya algunos que lo sigan comiendo.
Lógicamente, se dispone de un mayor conocimiento y un mejor diagnóstico de la enfermedad, por lo que es normal que se conozcan más casos, pero también debemos reconocer que el tema de los productos libres de gluten está llegando al punto de despertar el miedo en los consumidores, que consideran que si hay tanta gente que no lo puede tomar debe ser porque no es bueno. Esto está llevando a que cada vez haya más personas que, sin tener ningún problema con ella, eliminen esta sustancia de su dieta, llevándoles a padecer serias carencias nutricionales y otros problemas que veremos en este artículo, por lo que es importante detectar si realmente una persona necesita modificar en este aspecto sus hábitos alimenticios o si, por el contrario, no es necesario.
Tipos de consumidores según su tolerancia al gluten
Para mostrar este tema de una forma sencilla vamos a dividir a los consumidores en tres tipos, según si tienen diagnosticada la intolerancia al gluten, si se sienten mal al tomar cereales a pesar de no haber sido diagnosticados o si no tienen ningún problema digestivo derivado del consumo, pero prefieren no tomarlo por miedo a que sea perjudicial para su salud.
Consumidores intolerantes al gluten
La intolerancia al gluten, o celiaquía, es un trastorno autoinmune por el que el sistema inmunológico del paciente ataca al revestimiento de su propio intestino delgado en el momento en que se encuentra digiriendo algún alimento con gluten, que es una proteína que se localiza de forma natural en un gran número de cereales.
Su diagnóstico es complicado, pero se puede llevar a cabo a través de análisis de sangre y biopsias intestinales, teniendo en cuenta también la evolución positiva de las dietas libres de gluten.
Una vez que se confirma la existencia de celiaquía, el paciente deberá modificar sus hábitos alimenticios, rechazando cualquier alimento que contenga esta proteína , ya que los síntomas de la enfermedad pueden llegar a ser muy preocupantes, especialmente cuando pasan del sistema digestivo a otros órganos.
Consumidores sensibles al gluten
Éste es un grupo complejo, ya que engloba a aquellas personas que, aun habiendo recibido un diagnóstico negativo de la enfermedad, mantienen que el consumo de cereales les causas molestias digestivas más o menos graves.
Hasta hace poco, se consideraba que estos pacientes en realidad se imaginaban sus síntomas, llevados por la publicidad negativa hacia el gluten con la que nos bombardean a menudo. Sin embargo, un estudio reciente llevado a cabo por científicos de la Universidad de Columbia acaba de poner de manifiesto que parece haber marcadores bioquímicos asociados a esta sensibilidad, por lo que podría estar fundamentada la retirada de productos con gluten de su dieta.
Consumidores que no toman gluten por miedo
Lamentablemente, este es un grupo cada vez más grande; pues, como ya vimos cuando hablamos de quimiofobia, a menudo la publicidad influye mucho en nuestra forma de pensar, hasta el punto de hacernos asumir que si existen alimentos en los que se elimina a conciencia una sustancia que muchas personas no pueden tomar, posiblemente sea porque se trata de un compuesto perjudicial para el organismo.
Esto es algo ridículo; pues, como os decía al principio, se trata de una sustancia natural que en principio no tiene por qué hacernos ningún daño. Además, numerosos estudios recientes han puesto de manifiesto lo perjudicial que puede ser el consumo de alimentos sin gluten para personas tolerantes, ya que se trata de productos con un valor nutritivo menor a sus equivalente con esta proteína y, además, también suelen tener un mayor índice de azúcares, sodio y grasas, por lo que pueden contribuir a la aparición de enfermedades como la obesidad, la diabetes o los tarstornos cardiovasculares.
El test de sangre que indica si existe tolerancia al gluten
Como os decía, un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia acaba de publicar en la revista Gut un estudio en el que ponen de manifiesto el desarrollo de una técnica para conocer si una persona es sensible al consumo de gluten, a pesar de no haber sido diagnosticado como tolerante.
Se trata de un grandísimo descubrimiento, no sólo porque puede ayudar a saber si las personas que asegurar ser sensibles tienen una razón biológica real, sino también porque puede ayudar a evitar que pacientes sin ningún tipo de problema tomen estos productos tan perjudiciales para la salud.
Para llegar a esta conclusión realizaron un experimento en el que intervinieron voluntarios de los tres tipos a los que me he referido anteriormente: sensibles sin diagnosticar, diagnosticados y sanos, sin ningún tipo de sensibilidad hacia el gluten.
Una vez divididos en estos tres grupos se les tomaron muestras de sangre, con el fin de buscar marcadores genéticos específicos que arrojaran alguna luz sobre la procedencia de la sensibilidad al gluten.
Y así fue como dieron con un conjunto de biomarcadores comunes que se correlacionaban directamente con la sensibilidad de algunos de los pacientes del primer grupo, mostrando que, aunque es posible que algunos sí se lo imaginaran, otros tantos tenían una condición médica real que ocasionaba sus molestias intestinales.
Con este descubrimiento los investigadores tienen las herramientas necesarias para la elaboración de un test que resultaría útil tanto para el diagnóstico como para la comprobación de los efectos del tratamiento una vez que éste se haya puesto en marcha.
Aún falta mucho por investigar, pero si finalmente este test se pone en marcha sería una opción magnífica para demostrar a los consumidores temerosos de la publicidad que no existe ningún motivo para que dejen de tomar productos con gluten. Su salud lo agradecerá. Y también su bolsillo.