¿De dónde viene la tradición de morder las medallas?
Os contamos de dónde viene la costumbre de morder el oro, que también ha sido tomada por los deportistas para posar con sus medallas.
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Con el tema de los Juegos Olímpicos no paramos de ver en las portadas de periódicos, revistas y telediarios un gran número de imágenes de deportistas mordiendo sonrientes sus medallas sobre el podio.
Es algo a lo que estamos muy acostumbrados, igual que a la típica imagen de las películas en las que piratas, usureros y prestamistas muerden las monedas de oro para comprobar que no les dan gato por liebre, ¿pero a qué se debe esto?
La costumbre de morder el oro no es algo derivado de la ficción, sino que tiene una explicación científica detrás, y cómo esa es la temática de esta página, hoy os la vamos a contar, para aumentar vuestro pozo de sabiduría general.
¿Para qué sirve morder el oro?
La costumbre se remonta al siglo XIX, en la famosa época de la “fiebre del oro“, conocida por el periplo masivo de miles de personas que decidieron cambiar su residencia de la ciudad a otras zonas más rústicas, en las que se sospechaba de la existencia de yacimientos de oro.
El problema era que en estas minas improvisadas también había una gran cantidad de pirita, otro mineral muy parecido al oro a simple vista, por lo que era necesario buscar un método rápido para aprender a diferenciar ambas rocas.
Y aquí es donde entra en juego el mordisco. Como sabéis, un material sólo puede rayar otro con menos dureza, de ahí lo que se suele decir de que el diamante no puede ser rayado, pero sí que puede rayar al resto de materiales (aunque ya se sepa que no es exactamente así).
Según la escala de Mosh, la más conocida para medir la dureza de un material, el oro tiene un valor de dureza de aproximadamente 3, la pirita de entre 6 y 6’5 y el esmalte dental de 5.
De aquí se sobrentiende que los dientes podrán rayar el oro, pero no la pirita, por lo que si los buscadores de oro conseguían marcar la roca encontrada con su mordisco, probablemente en su cabeza comenzaría a formarse esta imagen:
Los medallistas olímpicos no muerden sus medallas por desconfianza hacia la veracidad del metal, aunque lo cierto es que motivos no les faltan, pues de la medalla de oro sólo un 1’2% es oro, mientras que el resto es plata. Eso sí, la dureza de la plata en la escala de Mosh es aproximadamente la misma que la del oro, así que con este método podrían darles perfectamente el cambiazo si quisieran. ¿Lo habrán hecho por eso?