La ciencia detrás de la droga de la memoria de Blindspot
Os hablamos de la molécula ZIP, que además de servir de inspiración para la droga de Blindspot, es una sustancia muy interesante en el estudio de la memoria
21 agosto, 2016 12:01Noticias relacionadas
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Si hace unos días os hablamos de la ciencia detrás de la amnesia de Jason Bourne, hoy hacemos lo propio con la droga de Blindspot.
Todo lo que tenga que ver con los entresijos cerebrales de la memoria resulta apasionante para científicos y profanos y los guionistas de cine y televisión lo saben, por lo que lo usan a menudo, con el fin de captar el mayor número posible de público.
Un ejemplo de lo más reciente es el de la serie Blindspot, que seguro que os suena a todos, pues no hay que tener Netflix, ni ser aficionado a las series online, ya que actualmente puede verse en España, en la cadena Antena 3. Para los que no la conozcáis, la serie empieza con una mujer que aparece dentro de una maleta, desnuda, llena de tatuajes y desmemoriada. Lo que pasa después no os lo vamos a contar, como es lógico, pero ya en el primer capítulo descubren que su amnesia no se debe a una lesión, ni tampoco a un trauma previos, sino al efecto de una droga; que, más allá de las licencias normales de la ficción, existe en la realidad, como os vamos a contar en este artículo.
La droga de Blindspot, el secreto para “jugar” con la memoria
¿A quién no le gustaría borrar ciertos recuerdos de su cabeza? Desde situaciones ridículas hasta relaciones sentimentales fallidas, son muchos los recuerdos que nos gustaría que no formaran parte de nuestra memoria, aunque no debemos olvidar en cierto modo esas vivencias, felices o no, nos han convertido en quiénes somos y posiblemente sería un error borrarlas.
Sin embargo, sí que es verdad que existen algunos recuerdos muy traumáticos, como accidentes o secuestros, que pueden hacer mucho daño a quién los tiene, causando lo que se conoce como el síndrome por estrés postraumático, por lo que muchos investigadores llevan años viendo el modo de tratarlo, tanto reduciendo los síntomas posteriores como actuando desde la raíz del problema, borrando el recuerdo o difuminándolo, al menos.
Y ahí es donde entra en juego la droga de Blindspot; una molécula, llamada ZIP, que actúa sobre la memoria inhibiendo una proteína cerebral, conocida como PKM zeta.
Su función fue estudiada especialmente en 2009, cuando dos investigadores de la Universidad de Nueva York publicaron en Nature un estudio sobre el papel de este compuesto en la eliminación de recuerdos traumáticos durante la fase de consolidación de la memoria.
Su experimento consistió en mostrar a un grupo de ratones un cuadro de color a la vez que se les daba un calambrazo, de modo que en ocasiones posteriores sintieran miedo ante la visión de la imagen. Hasta que un recuerdo se consolida en la memoria, se considera que aún está debilitado y es más fácil de borrar, por lo que fue precisamente ahí dónde se administró la droga ZIP a los roedores, procediendo después a mostrarles repetidas veces el mismo cuadro sin acompañarlo del calambrazo, con el fin de sustituir el recuerdo doloroso por uno positivo.
¿Cuáles podrían ser los usos de la droga ZIP?
Han sido muchos los estudios en los que se avanza en el conocimiento de esta molécula, que no sólo podría servir para tratar el estrés postraumático, pues su papel y el de la proteína PKM zeta en el desarrollo de la memoria también podrían convertirla en objetivo de estudio de cara al tratamiento de enfermedades como el Alzheimer.
Sin embargo, aún queda mucho por avanzar, no sólo para probarlo en humanos, sino para conseguir borrar recuerdos concretos, ya que una vez consolidados no habría nada que hacer.
Lo que sí que parece bien basado en Blindspot es que en principio esta molécula sólo tendría la capacidad de borrar la memoria declarativa, pero no las habilidades motoras, como la capacidad de pelear.
Borrar la memoria a la carta queda guardado para las películas, por lo que de momento sólo nos queda aprender a vivir con nuestros recuerdos, nos gusten o no. Lo que no nos mata nos hace más fuertes; y esos recuerdos nos pueden hacer presumir de ser muy fuertes.