6 síndromes inspirados en personajes literarios
Os damos una lista de seis síndromes inspirados en personajes literarios con motivo de parecidos con algunas de sus características.
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Todos hemos oído hablar del síndrome de Peter Pan, cuyos pacientes tienen un miedo irracional al hecho inevitable de hacerse mayores.
Del mismo modo, aunque son bastante menos conocidos, si sois lectores asiduos de este blog puede que conozcáis otros trastornos inspirados en personajes literarios, como el síndrome de Alicia en el País de las Maravillas o el de la Bella Durmiente.
Bautizar trastornos mentales con personajes de ficción, en este caso procedentes de la literatura, es un hábito muy común en el campo de la psicología, quizás por quitar hierro al asunto, o quizás simplemente por hacerlos más fácil de recordar, pero lo cierto es que, sea cuál sea la causa, se trata de un hecho muy curioso que hoy os queremos contar con una breve lista de seis de estos síndromes.
Síndromes inspirados en personajes literarios
1. El síndrome de Anna Karenina
En la novela de León Tolstói, Anna Karenina era una joven casada de la alta sociedad a la que la tensión de ser infiel a su marido con otro, le acaba derivando en un brote psicótico marcado por una obsesión enfermiza con su amante, al que imaginaba continuamente en brazos de otras mujeres.
Se trata sin duda de uno de los clásicos más importantes de la literatura rusa, pero también la historia perfecta para bautizar a aquellas personas que se obsesionan de tal manera con el concepto del amor o con una pareja en concreto que no son capaces de ver más allá. No es un trastorno mental reconocido, pero se utiliza a menudo (a veces en el propio campo de la psicología) para hacer referencia a este tipo de situaciones que, desgraciadamente, en la mayoría de casos no terminan bien.
2. El síndrome de Dorian Gray
Aunque, desgraciadamente, en los últimos años las palabras “Gray” y “literatura” unidas en una misma frase suelen recordar a la mayoría de personas a la saga “50 sombras de Grey”, existe otro mucho más antiguo y, en mi opinión, más interesante; que, además, da título a uno de los trastornos a los que nos vamos a referir hoy.
Se trata de “El Retrato de Dorian Gray” y, en él, un joven obsesionado con su juventud y su belleza lleva a cabo un pacto con el diablo con el fin de no envejecer nunca a cambio de que sea un retrato suyo el que experimente los signos normales del paso de los años.
Ni qué decir tiene que el diablo no hace pactos por amor al arte y que, como consecuencia, el joven no sale indemne de este acto tan vanidoso, pero eso os lo dejamos a vosotros, para que leáis el libro.
De lo que sí que os vamos a hablar es del conocido como Síndrome de Dorian Gray, cuyos pacientes se ven afectados principalmente por tres factores muy importantes: preocupación anormal por la presencia de defectos físicos, incapacidad para la maduración psíquica y rasgos narcisistas en el carácter.
Más allá de los problemas psicológicos que ello conlleva, también puede tener consecuencias graves para la salud, pues a menudo estos pacientes toman de forma descontrolada cócteles de fármacos dedicados al crecimiento del cabello, el tratamiento de la disfunción eréctil o la disminución de grasas, por ejemplo.
3. El síndrome de Huckleberry Finn
Huckleberry Finn era el amigo inseparable de Tom Sawyer, ambos personajes de las novelas más entrañables del novelista estadounidense Mark Twain.
Si habéis leído ambos títulos (si no lo habéis hecho os lo recomiendo encarecidamente) sabréis que se trata de dos chicos muy rebeldes y traviesos, a los que su pasión por correr aventuras y desafiar las normas de los aburridos adultos les lleva a correr más de un peligro.
Y aunque, que sepamos, Tom aún no tiene su propio síndrome, sí que hay uno para Huckleberry Finn, caracterizado por una tendencia enfermiza a eludir responsabilidades durante la infancia que se alarga hasta la etapa adulta, haciendo que estos pacientes, que suelen ser muy inteligentes, tengan problemas serios para mantenerse en un sitio fijo o en un trabajo. Son almas libres ávidas de aventuras; pero eso, como todo, puede ser muy preocupante si se lleva al extremo.
4. Síndrome de Cenicienta
¡Pobrecita Cenicienta! Su madrastra y sus hermanastras le hacían continuamente la vida imposible y, para colmo, no la dejaron ir al baile que el Príncipe Encantador ofrecía a todas las jovencitas del lugar. Afortunadamente, su Hada Madrina llegó a tiempo para ayudarla, siéndole de gran ayuda para poner fin a todos sus problemas y ayudándola a conquistar al príncipe, con el que finalmente fue feliz y comió perdices.
Este argumento es magnífico para definir dos condiciones bautizadas como Síndrome de Cenicienta, siendo la primera la obsesión compulsiva que algunos niños muestran por acusar a sus padres adoptivos de ocasionarles un maltrato que, en realidad, no es real.
Por otro lado, también se usa este término para hacer referencia a aquellas personas que, siendo ya adultas, requieren de la ayuda de otras para poder resolver problemas que, en condiciones normales, deberían solucionar ellos solos. A todos nos gustaría tener un hada madrina, pero no hay mejor signo de madurez mental que aprender a afrontar los problemas simples sin ayuda.
5. Síndrome de Pickwick
Aunque en este caso no se trata de un trastorno psicológico, sí que hace referencia a un personaje literario, ya que Pidckwick era un tipo regordete con problemas respiratorios, protagonista de la primera obra del novelista Charles Dickens.
Por eso, se utiliza como nombre alternativo para un trastorno, conocido como Síndrome de Hipoventilación y Obesidad (SHO), padecido por pacientes obesos que, además, muestran una serie de problemas respiratorios que culminan con la presencia de somnolencia y dolores de cabeza continuos.
6. Síndrome de Rapunzel
Aunque la versión de la historia de Rapunzel llevada a cabo por Disney insta a pensar que un síndrome con su nombre debe estar relacionado de algún modo con la bipolaridad, lo cierto es que no tiene absolutamente nada que ver, sino que en realidad hacer referencia a la larga melena que caracteriza al personaje, desde que fue creado por los hermanos Grimm.
Y es que el Síndrome de Rapunzel es una enfermedad, también conocida como tricofagia, representada por una obsesión enfermiza con la ingesta del propio pelo y, como consecuencia, por la aparición de algunos síntomas digestivos; como náuseas y dolores de estómago.
A menudo se da en niños pequeños y cesa con los años, pero en otros casos tiene una duración más larga, pudiendo llegar a ocasionar problemas graves, como la aparición de bolas de pelo que bloquean los intestinos y, por lo tanto, deben ser intervenidas quirúrgicamente.
Sólo os hemos dado una lista de seis de estos síndromes inspirados en personajes literarios, pero existen otros muchos, igualmente curiosos. ¿Conocéis alguno?