Estamos hechos casi completamente de espacios vacíos
Os explicamos, teniendo en cuenta la composición de la materia a nivel de partículas subatómicas, por qué los seres humanos estamos vacíos por dentro.
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A veces, cuando estamos tristes por algún motivo, solemos decir que nos sentimos vacíos por dentro.
Sin embargo, si nos ponemos técnicos y quisquillosos, lo cierto es que da igual que seamos súper felices y tengamos una vida perfecta; pues estaremos igualmente vacíos en nuestro interior; o al menos casi vacíos.
Así lo cuentan en un artículo divulgativo de Business Insider, en el que explican la causa desde el punto de vista de átomos, protones y electrones. Pero veamos exactamente a qué se refieren.
¿Cuál es la composición de la materia?
Si recordáis las clases más básicas de física y química, sabréis que la materia se compone de átomos, que a su vez contienen en su interior un núcleo compuesto por neutrones y protones y una serie de capas externas en las que se encuentran los electrones.
Los modelos atómicos más antiguos, como el de Thomson, representan al átomo como un cuerpo esférico en el que se encuentran incrustados los electrones, como en un pudin, pero las teorías más modernas demostraron que en realidad no es así, sino que se encuentran en órbitas situadas en torno a un núcleo de carga positiva, en el que se engloban los protones y los neutrones.
El caso es que dentro de este átomo casi todo es espacio vacío; pues, de hecho, el núcleo es unas 100.000 veces más pequeño que el total del átomo, de modo que si estuviésemos ante un núcleo del tamaño de un cacahuete, el átomo que lo contiene debería tener las medidas de un campo de béisbol, en el que casi todo es espacio vacío.
Entonces, ¿por qué no nos sentimos vacíos?
Dejando a un lado las connotaciones psicológicas de la sensación de “estar vacíos”, los seres humanos, como “objeto” no nos consideramos para nada vacíos.
Para entender por qué tendríamos que adentrarnos un poco más en la física de partículas e ir más allá de los protones, los neutrones y los electrones.
Por lo tanto, consideraremos también los quarks, que son las partículas cuyas interacciones, transmitidas por los gluones, componen la materia nuclear.
Todo esto puede sonarnos un poco a chino, pero nos quedaremos con que los protones y neutrones del núcleo se pueden subdividir en estos quarks, que se encuentran en continuo movimiento provocando que, según algunos científicos, sea la energía de estos movimientos la que genera la masa de nuestro cuerpo.
Esto nos explicaría de dónde viene nuestra masa, pero no nos dice por qué no podemos atravesar objetos con nuestro cuerpo ni comportarnos como fantasmas. Y aquí es dónde entran en juego los electrones, que en su continuo movimiento en torno al núcleo formarán algo similar a las aspas de un ventilador o de una batidora. Si está parado podemos meter nuestra mano entre las cuchillas, sin temor a cortarnos, pero si activamos la batidora, ¡ay de nosotros si pretendemos introducir los dedos ahí dentro!
Los electrones como tal no tienen volumen, pero sí que poseen algo llamado función de onda, que mientras se mueven ocupará el espacio del mismo modo que las palas del ventilador.
Pero bueno, al final todo esto da igual, porque a la hora de sentirnos vacíos o completos es el concepto psicológico el que nos interesa; aunque ésta es, sin duda, una bonita curiosidad.