Si las misiones espaciales fueran una liga deportiva, sin duda la NASA estaría siempre en la cabeza de la clasificación mientras el resto de agencias se pelean por conseguir, como mucho, el segundo puesto.

Ellos llevaron al hombre a la Luna, aterrizaron en planetas que parecían inalcanzables y continuamente desvelan nuevos y sorprendentes secretos del Universo. Sin embargo, a pesar de que disponen de unos profesionales y unos medios enormes para conseguir estos brillantes objetivos, otras agencias espaciales menos conocidas también despuntan por su trabajo, consiguiendo grandes logros, como el que hoy nos ocupa.

Y es que puede que esta semana la NASA deja de ser la única que ha conseguido un aterrizaje exitoso en Marte y pase a compartir el honor con la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Roscosmos, que viene a ser lo mismo, pero de Rusia. Para ello, ambas han iniciado la misión ExoMars cuyo objetivo es aterrizar allí una nave exploradora que intentará solucionar algunas de las muchas preguntas sin respuesta que nos ha brindado últimamente el famoso Planeta Rojo.

Schiaparelli, el módulo que aterrizará Europa en Marte

europa en marte

¿Quién la iba a decir al astrónomo Giovanni Schiaparelli que más de un siglo después de su muerte sería el primer europeo en aterrizar en Marte?

Bueno, en realidad él directamente no lo va a hacer, pero sí el módulo de aterrizaje bautizado con su nombre que ayer mismo se separó de la nave con el fin de tocar tierra en el planeta.

Si todo sale como se espera, se pondrá fin a una misión que comenzó el pasado 16 de marzo

Si todo sale como se espera, se pondrá fin a una misión que comenzó el pasado 16 de marzo, unos pocos días antes de que terminara el periodo ventana durante el cuál la Tierra y Marte se encuentran lo suficientemente cerca como para enviar una nave hasta allí sin que ésta se pierda por el camino.

Después de más de seis meses de viaje, se espera que la nave logre atravesar la atmósfera de Marte el próximo día 19, alcanzando una altura de 121 kilómetros y una velocidad de 21.000 kilómetros por hora. Después, comenzará el momento más importante de todo el viaje, pues la sonda deberá entrar al planeta con una velocidad y un ángulo adecuados, pues si la inclinación no es la correcta, podría incendiarse o, pero aún, perderse para siempre.

Por último, a unos 11 kilómetros de la superficie del planeta, se liberará un paracaídas que hará más suave el descenso final, uniéndose también al propio material de la sonda, que al ser blando y deformable permitirá que el impacto sea lo menos dañino posible. Y voilá, Europa aterriza en Marte (no, no es tan fácil como parece).

La gran misión de Europa en Marte

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Han sido 15 los intentos que hasta el momento se han hecho de aterrizar sondas en Marte y sólo la mitad de ellos lo han conseguido, perteneciendo todos a misiones de la NASA, como la iniciada por el famoso rover Curiosity.

Y si hay tanto empeño en llevar naves hasta este planeta concreto no es por casualidad, sino porque presenta muchas preguntas que, de contestarse, podrían facilitar que algún día, cuando hayamos terminado de cargarnos nuestro propio planeta, podamos migrar hasta allí.

Por eso, ExoMars incluye dos factores muy importantes para la investigación del planeta. Por un lado, la nave incluye en su interior una serie de instrumental científico que tratará de registrar factores como la velocidad del viento, la humedad, la temperatura, la presión e incluso los campos electromagnéticos, que parecen relacionarse con las famosas tormentas de arena.

Por otro lado, después de que en 2014 el Curiosity descubriera unas curiosas emisiones de metano provenientes del planeta, han sido muchas las cuestiones surgidas en torno al tema, pues se conoce que este gas, al menos en la Tierra, suele provenir de procesos biológicos tales como la descomposición de las plantas o incluso las flatulencias de animales herbívoros, como las vacas.

después de que en 2014 el Curiosity descubriera unas curiosas emisiones de metano provenientes del planeta, han sido muchas las cuestiones surgidas en torno al tema

Así, para saber si dichas emisiones son un indicador de vida, bien actual o bien pasada, ExoMars incluye también otras sonda, llamada Trace Gas Orbiter, que no aterrizará en la superficie, sino que se quedará orbitando sobre Marte aproximadamente a unos 400 kilómetros de altura, con el fin de comprobar la composición de la atmósfera del planeta, buscando el origen de estas interesantes emisiones.

Son muchas las incógnitas que podrían comenzar a tener respuesta a partir de esta semana; pero, para ello, primero ExoMars tiene que culminar con éxito, demostrando que las agencias espaciales europeas también están a la altura de encabezar la liga. Es más, si todo va bien, la ESA planea ampliar la misión en 2020, enviando a Marte un Rover, asociado al que la NASA envió en el pasado, demostrando que, al fin y al cabo, entre gigantes como éstos, lo mejor es colaborar.