Una nueva grieta en la Antártida obliga a desalojar una estación científica
Una nueva grieta en la Antártida, que por suerte no originará un iceberg, ha obligado a desalojar toda una estación científica por su tórpida evolución.
17 enero, 2017 20:10Noticias relacionadas
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El continente helado de la Antártida no deja de darnos sorpresas, para mal, en forma de grandes grietas.
Si recientemente pusimos el grito en el cielo por una gran grieta que podía acabar formando un iceberg gigante, ahora resulta que existe una nueva grieta en la Antártida que ha obligado a los científicos de la Estación de Investigación Halley VI a ser evacuados, tras haber duplicado su tamaño en solo tres meses.
La decisión de evacuación se ha producido tan solo dos semanas después de que la estación se hubiese reubicado a raíz de otra amenaza: Una cavidad (denominada Sima 1) que se habría hacia el sur y habría cortado las comunicaciones entre la plataforma y el resto de la estación.
La nueva grieta en la Antártida, un problema para los investigadores
Como bien comenta Tim Stockings, director de operaciones de la Estación de Investigación Halley, cerrar esta estación a causa de la nueva grieta en la Antártida es la mejor decisión para los glaciólogos, pues sus vidas se han puesto en peligro en la región más inhospita del planeta.
Cómo ha evolucionado la nueva grieta en la Antártida
Por suerte, el equipo de investigadores cree que esta nueva grieta en la Antártida no creará un gran iceberg a partir de la plataforma de hielo, pero la probabilidad sigue estando ahí, ya que la cavidad formada al lado (Sima 1) sigue activa y ampliándose.
Ahora mismo hay 88 personas en la estación, un nuevo que desciende a solo 16 si hablamos de personal científico durante todo el invierno de 2017. Lo malo es que durante estos meses la estación será sometida a un frío extremo (-20ºC a -55ºC) y una oscuridad de 24 horas diarias. Si Sima 1 o la grieta de Halloween pusiesen en peligro la estación, el rescate sería imposible.
Por ello, todos los investigadores abandonarán la estación antes de marzo y no volverán hasta noviembre. Aunque intentarán dejar algún sistema de monitorización autónomo para ver que sucede durante estos meses, sin poner en peligro al personal de la estación.