Ya os hemos contado muchos casos de animales australianos portadores de partes iguales de adorabilidad y peculiaridad.

Canguros, koalas y ornitorrincos son tres de los ejemplos más conocidos, pero hay otros muchos casos, como el del wombat, un marsupial grandote y abrazable cuya principal curiosidad es la forma de sus heces.

Sí, sí, habéis leído bien, sus heces. Y es que resulta que estos animales defecan excrementos en forma de cubos casi perfectos, atrayendo, lógicamente, la atención de todos los que tienen la oportunidad de “admirarlos”…. si es que ése es el término más correcto.

El wombat, mucho más que un dispensador de heces geométricas

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Pero la forma de sus heces no es la única característica remarcable de este animal, por lo que, antes de introducirnos en las posibles causas que le llevan a crear arte de esa forma tan peculiar, aprendamos un poco más sobre ellos.

Los wombats son marsupiales herbívoros, de hábitos crepusculares, aunque a veces buscan alimentos durante el día, siempre que esté nublado y haga frío.

Aunque se han encontrado fósiles de especies de wombat más grandes, las tres que quedan con vida a día de hoy se encuentran en torno al metro de longitud y los 20-35 kilogramos de peso, un tamaño bastante considerable en comparación con otros marsupiales, como el koala.

Resulta también curiosa en estos animales su agilidad; pues, a pesar de tener un metabolismo muy lento, que les lleva a tardar catorce días en completar la digestión, son enormemente ágiles y veloces, pudiendo llegar a adelantar a un ser humano a la carrera con gran facilidad.

Las heces cúbicas del wombat, ¿cómo se forman?

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Y precisamente este metabolismo lento es el responsable de las curiosas heces en forma de cubo del wombat, ya que, durante los catorce días que dura la digestión, pasa tiempo suficiente para que la materia fecal se compacte, debido a una mayor absorción de su parte líquida.

De hecho, el wombat tiene un intestino muy largo, con su superficie interna cubierta de una serie de crestas que se encargan de modelar estructuras cúbicas casi totalmente perfectas.

Y lo mejor de todo es que el resultado es una estrategia perfecta para marcar territorio, ya que pueden depositarse perfectamente sobre troncos y rocas a la salida de las madrigueras, sin temor a que caigan rodando y se pierdan.

Como veis, defecar también puede ser un arte y, para muestra, las heces del wombat.

Y sin ánimo de ser escatológicos, ahí os dejamos un ejemplo de cómo son las curiosas heces del wombat.

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