Enero es el mes oficial de las matriculaciones a gimnasios, mientras que febrero es el agosto de traumatólogos y fisioterapeutas.

Eso es así, después de las navidades nos volvemos locos por hacer ejercicio para cumplir los propósitos de año nuevo a la vez que perdemos los kilitos del mes de diciembre, pero en ocasiones le echamos demasiadas ganas y poca cabeza, por lo que terminamos lesionándonos y decidiendo que el deporte no está hecho para nosotros.

Sin duda esto daría para un artículo a parte, pero de lo que vamos a hablar realmente hoy es de la dieta que debemos seguir si nos encontramos en esta situación, pues lo que comemos influye en muchos factores de nuestra vida, incluido el tiempo que tardamos en recuperarnos de una lesión.

Dieta para lesionados: cuidado con lo que comes

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Como nos cuenta en The Conversation el profesor de nutrición del ejercicio Michael Newell, el primer error que solemos cometer si nos lesionamos mientras intentábamos dejar peso es reducir la ingesta de alimentos, con el fin de compensar la inactividad a la que nos someteremos durante la recuperación.

Sin embargo, nuestro cuerpo también consume energía mientras se recupera, especialmente si nos desplazamos con ayuda de muletas, por lo que será necesario seguir dándole un aporte energético suficiente.

El primer paso es aumentar la ingesta de proteínas, que ayudarán a la reparación del músculo, por lo que se recomienda un consumo aproximado de 1’6 gramos por kilo al día. 

Así, podremos optar por alimentos como los huevos crudos, el atún en lata o las semillas, todos ellos muy ricos en proteínas.

Por otro lado, si la fuente de proteínas seleccionada también es rica en el aminoácido leucina, típico de los productos lácteos,  mejor que mejor, pues protege frente a la pérdida de masa muscular. 

Las vitaminas, muy importantes en la dieta para lesionados

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Por otro lado, también será muy importante que la dieta para lesionados incluya fuentes suficientes de vitaminas C y D.

Ojo, que con suficientes no nos referimos a un consumo excesivo, ya que superar la dosis recomendada (10 microgramos diarios de D y 40 microgramos diarios de C) también puede ser muy perjudicial.

Sin embargo, en su justa medida, ambas vitaminas nos ayudarán a recuperarnos más deprisa, así que tendremos que controlar que nuestra dieta incluya alimentos ricos en vitamina D; como carnes rojas, hígado, cereales fortificados, yema de huevo o frutas y verduras, y otros tantos con suficiente vitamina C, como los cítricos, las fresas o el brócoli.

En cuanto a la cicatrización de las heridas, deberemos evitar el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega 3, como el salmón, y, por supuesto, el alcohol.

Sí, ahogar las penas de la lesión en cerveza suena muy bien, pero no os hará recuperaros más rápido; así que ya sabéis, si estáis en la situación que os decía al principio, procurad comer bien y, cuando estéis recuperados, tomáoslo con calma. 

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