Así es como se determina qué niveles de contaminación son peligrosos, por qué y qué es lo que ocurre si se sobrepasan los límites.
El aire contaminado es uno de los grandes males urbanos que se están gestando en el siglo XXI, junto con la gentrificación, la superpoblación y la contaminación. Sobre todo estamos notándolo en las grandes ciudades.
En España, por ejemplo, la contaminación del aire la llevamos notando desde hace ya tiempo en Madrid y otras ciudades como Barcelona, Valencia, Murcia, Córdoba y Granada; la gentrificación, en todas las ciudades, aunque con mayor magnitud en Barcelona y en la capital. En el resto de poblaciones también se están gestando esta serie de problemas, pero de forma más silenciosa.
Por qué se produce la contaminación del aire
El problema de la contaminación, produce, sobre todo, graves problemas de salud. El aire contaminado está compuesto, eminentemente, por gases y partículas sólidas que resultan tóxicas. Estas partículas y gases son generalmente emitidas por las emisiones de los vehículos de combustión y por los compuestos químicos usados por fábricas.
El aire contaminado puede generar problemas de pulmón o del corazón, además de problemas disfuncionales cardio respiratorios e incluso la muerte, pero esto sería únicamente ante una exposición muy prolongada, o antes varias exposiciones periódicas prolongadas. De hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha advertido que representa un importante riesgo medioambiental para la salud y que provoca cada año unas tres millones de defunciones prematuras, de las cuales medio millón corresponderían a Europa.
Suele ocurrir cuando las condiciones atmosféricas son favorablemente agradables (cuando hay Sol y el cielo está despejado). En estos casos, el suelo se calienta durante el día y se enfría durante la noche, de modo que el aire se estanca y no se regenera. El diseño de la ciudad también puede hacer aumentar o disminuir la polución, haciendo que el aire se estanque o se regenere en mayor o menor medida.
En bici por Madrid, un blog dedicado al colectivo de personas que usan bicicleta en Madrid, ha hecho un experimento muy curioso recogido en Tekautas, El Confidencial. En él, se ha usado una mascarilla cada vez que el usuario montaba en bici. Al final de este experimento, tras 14 horas de uso (discontinuadas, eso sí), la mascarilla acaba completamente negra.
La comparación con una mascarilla nueva es, de hecho, aterradora. No obstante, el experimento habría que repetirlo no usando la mascarilla durante una hora al día dos semanas, sino 14 horas sin discontinuar.
Cómo se mide el aire contaminado
La polución, cuando supone un problema muy grave, se nota. Se nota tanto desde dentro de la ciudad contaminada como desde fuera. Los de dentro lo notan por la densidad del aire que respiran, pues es mucho más denso. Los de fuera, por el gran champiñón, como se suele llamar popularmente a este fenómeno.
Pero este método experimental solamente puede usarse cuando la contaminación ya está aquí ¿Cómo se calcula la contaminación que hay, y cómo se sabe con antelación? El método técnico para saber la cantidad de contaminación que hay es mediante estaciones meteorológicas, también conocidas como estaciones de seguimiento de contaminación o estaciones remotas de medición de la calidad del aire.
Estas estaciones miden la concentración de distintos agentes contaminantes en el aire. Además, se emplea la geoestadística, una ciencia no exacta, para predecir los niveles de contaminación por óxido de nitrógeno, una de las sustancias más perjudiciales para los seres vivos. Concretamente el dióxido de nitrógeno es producido por la combustión de los distintos combustibles que usan los vehículos mecánicos, por lo que es uno de los gases con mayor concentración.
Este método geoestadístico predice la polución mediante la concentración de dióxido de nitrógeno. Usa una base de datos masiva generada a partir de los datos de los núcleos urbanos más densos de la Comunidad de Madrid. Tiene una fiabilidad realmente alta y ha sido desarrollada por la Universidad de Castilla-La Mancha.
Cuáles son los protocolos de actuación ante la contaminación del aire
Madrid, por ser una de las ciudades más susceptibles de sufrir contaminación, tiene varios protocolos de actuación ante distintos niveles de contaminación del aire. Lo que indica si el aire es apto o no, o qué grado de contaminación tiene, es el Índice de Calidad del Aire (ICA). Este índice se basa en varios gases y/o partículas:
- Monóxido de carbono
- Dióxido de azufre
- Dióxido de Nitrógeno
- Partículas menores a 10 micrómetros
- Partículas menores a 2,5 micrómetros
- Ozono troposférico
Si el valor está entre 0 y 50, las condiciones del aire son buenas. Si se encuentra entre 51 y 100, son regulares. A partir de 101, y hasta el valor 150, el nivel de contaminación es dañino para la salud de algunos grupos (niños y ancianos, entre otros). Desde los valores 151 hasta 200, el aire es contaminante para cualquiera. A partir de 201, los niveles son muy dañinos.
En Madrid, en concreto, no se usa este índice, sino la concentración de dióxido de nitrógeno. Hay varias situaciones de aviso: preaviso, cuando dos estaciones cualesquiera detectan un nivel superior a 180 microgramos/m³ durante dos horas consecutivas; aviso, cuando dos estaciones cualesquiera detectan un nivel superior a 200 microgramos/m³ durante dos horas consecutivas; y alerta cuando tres estaciones cualesquiera detecten un nivel superior a 400 microgramos/m³ durante tres horas consecutivas.
Luego, los escenarios restrictivos son los siguientes, que varían en función de las condiciones:
- Reducción de la velocidad a 70 km/h en la M‐30 y accesos.
- Medidas anteriores más la prohibición del estacionamiento de vehículos en las plazas y horario del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en el interior de la M‐30.
- Órdenes anteriores más la restricción de la circulación en el interior de la almendra central (área interior de la M‐30) del 50% de todos los vehículos.
- Medidas anteriores más la restricción de la circulación de taxis libres, excepto Ecotaxis y Eurotaxis, en el interior de la almendra central (área interior de la M‐30).
Este tipo de medidas no solo permite hacer descender el nivel de contaminación durante los días que están activas, sin que también incentiva la compra de vehículos híbridos o vehículos totalmente eléctricos. Otras ciudades españolas en las que también se rebasan los índices de contaminación del aire aún no tienen un plan de actuación claro y eficaz.
Hay varias webs y aplicaciones con las que podemos saber en todo momento qué nivel de concentración de dióxido de nitrógeno hay en cada momento en cada ciudad del mundo. Air Pollution in the World es una de ellas. También tenemos cuentas de Twitter como la de Datóxido Nitrógeno, que publica en directo los datos de la contaminación de la ciudad de Madrid.
Medidas europeas en contra de la contaminación
La Unión Europea por supuesto que no se queda al margen de la contaminación. En concreto, la UE obliga a no sobrepasar ciertos límite de dióxido de nitrógeno (NO2), ozono (O3) y dióxido de azufre (SO2), aunque España los ha sobrepasado continuamente desde que entró España ratificó la norma europea, que entró en vigor en 2010.
De hecho, nos enfrentamos a multas millonarias por las violaciones continuas de los límites de contaminación permitidos. Aún no se ha resuelto el caso abierto en 2010 cuando la UE denunció a España ante el Tribunal de Justicia comunitario por ello mismo.
Pero España no es el único estado miembro que está con la soga al cuello en el tema de la contaminación: Alemania, Francia, Reino Unido e Italia también han recibido más de un toque de atención por parte de la UE.
Soluciones a la contaminación
La mejor solución en contra de la contaminación es no crearla o, en su defecto, reducirla. Esto pasa, obviamente, por sustituir una de las grandes fuentes de contaminación de las urbes: los vehículos a combustión. Los coches eléctricos también contaminan, y lo seguirán haciendo hasta que la fuente de energía principal de las ciudades sea verde, pero al menos contamina en menor grado.
También hay que proteger los espacios verdes, que son fundamentales para la reducción de algunos gases contaminantes. Los bosques son los pulmones del planeta, y, a pesar de que cada vez tenemos más superficie de bosques en España y en Europa que hace 100 años, no basta: tenemos que seguir creando y potenciando los espacios verdes. Los árboles renuevan el aire y además son sumideros de carbono.