La compañía que quiere instalar una valla publicitaria en la Luna

La Tierra está llena de anuncios, por todas partes. De hecho, diariamente se estima que podríamos recibir una media de 3000 impactos publicitarios. Literalmente es el motor que mueve gran parte de la economía. Y ahora, quieren llevar este negocio también a la Luna, mucho antes incluso de que lleguen los primeros ciudadanos, algo que, por otra parte, podría ocurrir no dentro de mucho tiempo.

La compañía que quiere llevar literalmente una valla publicitaria a la Luna es japonesa y ha recibido 90 millones de dólares en una primera ronda de financiación reciente para llevar a cabo este proyecto, además de otros, que estarán distribuidos en un total de dos misiones que se llevarán a cabo en los dos próximos años a partir del año que viene (es decir, 2019 y 2020).

Se trata de la nipona iSpace Technologies y tienen unos objetivos muy ambiciosos: a parte de querer instalar una valla publicitaria allá donde solamente ha estado un puñado de personas (dieciocho personas, en concreto), han llegado a afirmar que para 2040 la Luna tendrá un total de 1000 habitantes fijos y 10 000 turistas anuales.

Las empresas quieren comenzar a explotar comercialmente la Luna

Los anuncios por supuesto que no serán vistos por nadie, o no al menos directamente (sí por medio de fotografías), pero igualmente la iSpace ha conseguido encontrar los anunciantes necesarios como para poder llevar a cabo el proyecto.

micro rover moon la luna ispace

En declaraciones al medio online Slate, posteriormente al anuncio, la compañía especificó que con valla publicitaria se refieren no a una valla de las que estamos acostumbrados a ver diariamente en las autopistas, sino a una imagen proyectada en un lander (módulo de alunizaje), un rover (un vehículo de exploración lunar) o cualquier otro vehículo.

iSapace participa en Google XPRIZE con el proyecto Hakuto (quien llegue antes a la Luna gana 20 millones de dólares)

Es decir, que (por suerte) no instalarán una valla publicitaria como tal, sino que directamente proyectarán una imagen publicitaria sobre uno de esos vehículos que usarán en el resto de misiones. La idea es que se pueda fotografiar el paisaje con la ‘valla publicitaria’ y el negro manto espacial y la Tierra de fondo.

iSpace participa el el programa Google XPRIZE, que ofrece 20 millones de dólares a quien consiga ciertos requisitos que pasan por alunizar un rover en la Luna, además de recorrer medio kilómetro y ser capaz de enviar imágenes y vídeos en alta definición a la Tierra. Incluso, en este proyecto participan un total de cuatro españoles ingenieros.

Espera, espera, ¿es legal instalar publicidad en la Luna?

En principio sí que es legal. En 1967 Estados Unidos, Reino Unido y la Unión firmaron el llamado comúnmente ‘Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre’, dentro del cual se incluye la Luna y otros cuerpos celestes. A día de hoy, este tratado ha sido firmado y ratificado por un total de más de 100 países, entre los que se incluye Japón.

anuncios se vende espacio

Es decir, que esta empresa nipona tiene que regirse por las normas aplicadas en este tratado, donde se ‘permite’ la exploración espacial libre, prohibiendo que ningún cuerpo celeste pueda ser reclamado por ninguna entidad soberana, así como también prohibiendo armas de destrucción masiva; además, no se podrá causar daño o contaminación como resultado de cualquier actividad espacial, o en su defecto, debe limpiarse por sí mismo.

Como vemos, el proyecto no va en contra de lo firmado por un total de más de 100 países, por lo que legalmente es posible. No obstante, no lo es en todos los países: en Estados Unidos, por ejemplo, ya se legisló en contra de este tipo de acciones en 1993 después de que una compañía quisiera instalar una valla publicitaria de un kilómetro cuadrado orbitando la Tierra para que pudiéramos verla desde aquí abajo, sin siquiera necesitar prismáticos.

La empresa que quería llevar a cabo este loco proyecto es Space Marketing, aunque nunca hubiera podido realizarse, pues técnicamente no es posible. Y es que con una superficie tan grande orbitando, no hay más que imaginar lo que ocurriría con los escombros espaciales.