Uno de los principales motivos por los que el Bitcoin se ha hecho tan famoso es por su seguridad, a parte de que es una divisa descentralizada (que no es controlada por ningún banco ni por ninguna entidad en concreto). Gracias al Blockchain, entre otras tecnologías, en teoría nadie puede hacer nada incorrecto, como realizar una transferencia fraudulenta.
Su sistema de seguridad ha sido denominado como inviolable y por ello incluso bancos están planteándose usar la misma tecnología para realizar transferencias instantáneas (las actuales pueden tardar incluso 48 horas). Además, para operar es necesaria una firma digital de curva elíptica, un algoritmo muy seguro.
Pero a muchas personas se le viene algo a la cabeza tras oír esto: si es tan segura esta tecnología, ¿cómo es que hay tantos hackeos donde se roban incluso millones de dólares? Y es cierto: el Bitcoin es muy seguro, pero han habido muchos robos (y seguirá habiendo, es inevitable) de cientos de millones de dólares, incluso, en BTC. Pero una cosa no quita la otra, y eso es lo que vamos a explicar.
El Bitcoin es seguro, las personas, no
Comencemos por lo primero: el Bitcoin es descentralizado, pues no necesita ninguna entidad, como por ejemplo un banco, para realizar una transferencia. No obstante, dado el actual mercado casi exclusivamente especulador del Bitcoin, los usuarios deben recurrir a una casa de intercambio (exchanger) para poder intercambiar la criptomoneda por euros o dólares.
Las casas de intercambio NO son necesarias, pero la especulación ‘obliga’ a usarlas para intercambiar criptodivisas por monedas fiduciarias
Y ahí es donde se produce la brecha de seguridad del Bitcoin: si los usuarios se ciñeran a usar el BTC como en un principio se diseñó, sin ninguna entidad de por medio, sería completamente seguro. Pero, como la gran mayoría de los que usan Bitcoin lo hacen por ‘especular’, necesitan a alguien que posteriormente convierta esas criptomonedas en dinero ‘real’ o fiduciario.
En las casas de intercambio radica el problema de la seguridad del Bitcoin
Y de aquí sacamos dos factores en los que puede fallar la seguridad: el usuario final (el dueño de los Bitcoin) y la casa de intercambio. Ambos son personas y, por lo tanto, pueden fallar. Por el lado de la casa de intercambio, también hay otros riesgos: puede tener un agujero de seguridad, permitiendo que un hacker pueda tener acceso a las claves, o incluso puede simular un robo (lo que sería un autorobo).
Por el lado del usuario, este puede ser objeto de un hackeo (como si te hackeasen el Facebook). De hecho, es relativamente sencillo: mediante una contraseña poco segura (o una contraseña compartida con otras cuentas, por ejemplo, de redes sociales, y que haya sido expuesta en algún otro hackeo), mediante un ataque de phishing o incluso mediante un simple keylogger.
Lo más común, no obstante, cuando se roban grandes cantidades de Bitcoin, es robar a una casa de intercambio, pues desde allí podemos acceder a los Bitcoin no solo de una persona, sino de millones. Los robos a personas particulares, en cambio, son menos frecuentes, pues, como mismo pueden tener millones en Bitcoin, también pueden tener apenas unos simples céntimos.
Es como comparar robar un banco con ir robando carteras por el metro (en las carteras puede haber una suma interesante o nada; en el banco, si consigues vulnerar su seguridad, tienes mucho dinero).
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