Quizá la “inteligencia artificial” suene a ciencia ficción o a argumento de película apocalíptica, pero es bastante más cercana de lo que parece. Hacer mención a la IA, siglas con las que se conoce la inteligencia artificial, implica evocar a personajes como Skynet; cerebro electrónico de Terminator que, tras tomar conciencia de sí mismo, decide aniquilar a la raza humana. ¿Cómo iniciar un artículo sobre inteligencia artificial? Espantando al primer temor que asalta nuestro imaginario: la inteligencia artificial no acabará con nosotros.
En inteligencia artificial se engloba todo el software que utiliza mecanismos de razonamiento similares a los humanos para ejercer sus tareas de la manera más precisa, rápida y perfecta posible. El objetivo de la informática es maximizar los resultados con el mínimo consumo de recursos; de ahí que imitar la manera de pensar humana allane el terreno para obtener procesos mucho más eficientes.
Esta tecnología lleva evolucionando desde mediados del siglo pasado, pero la idea de que ingenios artificiales puedan razonar con inteligencia humana es mucho más antigua. Actualmente esto no solo es posible, ahora encontramos procesos relacionados con la IA en casi todos los ámbitos de nuestra vida. Como en los móviles, en la búsqueda de Internet, las aplicaciones que utilizamos, en los servicios que nos ofrece nuestro banco…
Que el software ‘aprenda’
Procesar la información de manera “inteligente” es un objetivo, pero mucho más importante es que el software ‘aprenda’. Es el denominado “aprendizaje de máquina” o “machine learning”: inteligencia artificial que, a base de las interacciones que hacemos con ella, optimiza su manera de funcionar para mejorar los resultados.
Esto es muy útil en el asistente virtual que seguramente tengas en el smartphone: a fuerza de lo que le preguntemos, el programa aprenderá qué información de la que procesa es más importante y cuál menos; de esta manera ofrecerá respuestas más precisas ya que habrá aprendido a conocernos. Incluso podría anticiparse a nuestros deseos: si buscamos un restaurante todos los días a las 3 de la tarde, el asistente se adelantaría ofreciendo la reserva de una mesa antes de que llegue la hora.
Con la inteligencia artificial y su capacidad para aprender los ingenieros desarrollan sistemas complejos que son capaces de ahorrar energía en un edificio: a fuerza de analizar el uso de los habitantes, el software sabe dónde hace falta más climatización, por ejemplo.
Abaratar gastos
La inteligencia artificial también abarata los gastos de un ayuntamientos: dicha IA aplicada a la gestión de recursos municipales permite optimizar las necesidades reales de los ciudadanos así como su seguridad. En definitiva, el avance en software inteligente y capaz de aprender permite que los dispositivos se comuniquen con nosotros de manera más natural, eficiente y adelantándose a nuestras necesidades. Siri en el iPhone es un buen ejemplo; o Google Assistant en los móviles Android.
La inteligencia artificial consigue que los dispositivos ahorren energía ya que optimiza la información necesaria para obtener los resultados, pero hay maneras de conseguir un menor consumo: las NPU o Unidades de Procesamiento Neuronal. Suenan a ciencia ficción, pero también son más habituales de lo que crees: se trata de procesadores especializados en la gestión de la inteligencia artificial.
Introduzcamos en este punto un tercer concepto: las “redes neuronales”. ¿Qué son? Es el modelo de funcionamiento común en los sistemas de inteligencia artificial que se especializan en “aprender” para mejorar en su tarea. Imitan el esquema de las neuronas cerebrales y cómo todas colaboran entre sí para obtener una meta mientras se distribuyen la carga de procesamiento.
“Entrenar a la red neuronal”
Por ejemplo, y siguiendo con los asistentes virtuales, el sistema utilizaría una red neuronal para entender lo que le pedimos y encontrar la manera más eficaz y rápida de ofrecérnoslo. El asistente aprenderá para responder más rápido y anticiparse a lo que nos gusta. Es lo que se llama “entrenar a la red neuronal”.
Fabricantes como Apple o Huawei han encontrado en las NPU la mejor manera de hacer inteligentes a sus dispositivos sin que necesiten gastar más energía. Dichas NPU son pequeños procesadores que solo se dedican a trabajar con la IA. De esta manera podemos hablar con Siri o buscar aplicaciones que nos gustan sin que el procesador central tenga que gastar sus recursos, con el gasto enorme en energía que eso supone.
Es un anticipo de lo que nos espera a gran escala: desde nuestros hogares a las ciudades, todo estará conectado y controlado por la inteligencia artificial. Eficiencia, fiabilidad y poco gasto de energía, estas son las tres claves de las NPU y el software que hace uso de dichos procesadores.
Una de las carreras con mayor futuro
La inteligencia artificial nos rodea y mejora nuestras vidas sin que nos demos cuenta. Desarrollarla necesita una enorme cantidad de profesionales especializados, es una de las carreras con mayor futuro: todas las empresas tecnológicas están apostando por ella. Decíamos al inicio que la IA no acabará con nosotros, pero aún existen dudas de hasta dónde conseguiremos que evolucione.
Incluso podría hacerlo ella misma: experimentos de Google han logrado que un sistema basado en inteligencia artificial desarrolle a otras inteligencias artificiales. Con la enorme potencia de procesamiento que tendrán los futuros sistemas informáticos, las capacidades de las próximas IAs seguirán sorprendiéndonos.
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