Puede que en el futuro, los robots sean muy superiores a los seres humanos en todos los aspectos. Ya lo son en algunas tareas muy específicas, como jugar al Go; pero hasta que no se consigan mayores avances (por ejemplo, con IA capaces de crear otras IA) su funcionalidad será limitada.
Es algo que han descubierto los clientes de un supermercado escocés; como parte del programa Six Robots & Us de la BBC, dedicado a la interacción entre robots y humanos, la cadena Margiotta accedió a participar en un experimento en una de sus tiendas.
Pepper lo intenta en los supermercados escoceses
El robot era una versión modificada de Pepper, el famoso robot japonés creado por el operador Softbank; Pepper ha sido protagonista de campañas de marketing y como atracción en las tiendas del operador. La Universidad Heriot-Watt se encargó de programarlo y adaptarlo a las tareas de un supermercado.
Fabio, que es como lo llamaron los empleados de manera cariñosa, contaba con una base de datos de los productos disponibles; su trabajo era atender a los clientes que buscasen algo concreto, o simplemente entretenerlos.
No en vano, Pepper es capaz de detectar el estado de ánimo de una persona, y actuar dependiendo de la situación; por ejemplo, haciendo chistes o dando abrazos. Esto no siempre funciona, como en una ocasión en Japón cuando un hombre se lió a golpes con uno de estos robots.
Los resultados del experimento dejaron mucho que desear. Al principio, su personalidad era suficiente para atraer la atención de los vecinos. Pero en cuanto la novedad pasó, Fabio se mostró más como una molestia que una ayuda.
El robot que falló en su trabajo, pero que se ganó los corazones de sus compañeros
Sus indicaciones eran demasiado imprecisas, como responder “En la sección de alcohol” si le pedían cerveza. Puede que en parte, por su reducida movilidad, que le impedía acompañar a los clientes a la sección en cuestión.
También tenía problemas para comprender las preguntas. Sobre todo porque el ruido ambiente no es el mismo en una tienda de móviles que en un supermercado.
En busca de una solución, los encargados del supermercado pusieron a Fabio a ofrecer muestras gratuitas; pero incluso esta tarea era demasiado, captando sólo dos clientes en quince minutos, frente a los 12 clientes de un empleado humano.
Así las cosas, Fabio tenía que irse por falta de rendimiento. Cuando el propietario de la cadena de supermercados le anunció el despido, la respuesta del robot fue “¿Estás enfadado?”. Fabio no había hecho un buen trabajo, pero se había ganado los corazones de los empleados, que lo despidieron con lágrimas.
Eso es lo que más sorprendió a los ingenieros de Heriot-Watt, ya que esperaban todo lo contrario, que los empleados se sintieran amenazados por el robot.
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