Satélites espaciales diminutos, el futuro de la astronomía ya está aquí
Se está imponiendo una nueva tecnología en el campo de la astronomía: los satélites espaciales diminutos. Una nueva forma de llevar maquinaria al espacio.
11 diciembre, 2018 18:47Noticias relacionadas
Si echamos la vista atrás (y no demasiado que se diga) veremos que las tecnologías de las cuáles hacemos uso y disfrute a diario antaño eran mucho más primitivas pero sobre todo mucho más grandes. Atrás quedaron los tiempos en los que para transportar un par de megas se debía encargar un camión o un barco, y ahora tenemos esa capacidad multiplicada en nuestros bolsillos.
Esto se aplica a todas las tecnologías, y no ib a ser menos en el campo de la astronomía. Los satélites espaciales actuales son muy grandes, muy costosos y están limitados por ciertas condiciones, lo que no los hace eficientes al 100 por cien. Una nueva solución se está abriendo paso a paso en la industria: los satélites diminutos o “microsatélites”, la versión más reducida y eficiente de estos aparatos.
Microsatélites: satélites del tamaño de una barra de pan
Los satélites actuales que tenemos en el espacio están destinados a montones de tareas, que van desde el espionaje y la localización hasta el rastreo de zonas enteras. Según diversos expertos, el tamaño de estos es tal debido a que cuestan miles de millones de dólares, y están hechos por algunas de las corporaciones más grandes del mundo y así se pone como incentivo.
Estos microsatélites que se están instaurando cada vez más tienen como principal baza la reducción no sólo de tamaño sino de costes. Al ser unos satélites más reducidos la cantidad de materiales usados se reducen y su manejo es mucho más simple, por lo que pasamos de unos costes multimillonarios a una aproximación de unos miles de dólares. Por ejemplo, los microsatélites de Planet Labs, uno de los mejores ejemplos, cuestan 7 000 dólares cada uno. Puede parecer una cifra bastante grande pero sabiendo que en esta industria las cantidades de dinero se cuentan por millones, es un precio casi irrisorio.
El llamado Camp Fire ha sido el incendio más letal de la historia de California. Ha provocado innumerables daños y ha dejado muertos a su paso. Este incendio ha sido tan letal que ha necesitado la ayuda de estos microsatélites, y su labor ha sido mucho mayor de lo que se podría esperar.
La compañía Planet Labs con sede en San Francisco es la que dirige la mayor flota de satélites en observación de la Tierra. Fletó para los cuerpos de bomberos un enjambre de microsatélites que estaban en órbita. El número que maniobró ayudando a las fuerzas de extinción de incendios fue de 140 microsatélites del tamaño no mayor al de una barra de pan.
Los satélites comerciales de media pueden observar una localización una vez a la semana o cada mes, si realmente lo hacen. Estos satélites diminutos son capaces de controlar la zona una o incluso dos veces al día. Gracias a este ritmo se puede monitorizar de forma más eficiente detalles vitales para la contención de un incendio de tal magnitud, como los cambios ambientales rápidos. Además también detecta incendios, inundaciones, erupciones volcánicas, terremotos, huracanes y los efectos de tales eventos en las zonas urbanas.
La oficina de servicios de emergencia del gobernador utilizó las imágenes satelitales para ayudar a cartografiar las llamas que se movían rápidamente y determinar si los edificios individuales estaban intactos, dañados o destruidos.
Una tendencia cada vez más en alza
Estos microsatélites se están usando cada vez más. Los satélites cada día están decreciendo en tamaño pero aumentando en número. Gracias a estos avances y con un número determinado de estos satélites podemos observar nuestro planeta con un punto de vista más regular y completo. Además, son más accesibles y menos costosos para estos cometidos. Recordemos que obtener un satélite convencional para uno de estos cometidos es inasumible por su coste.
Según Pete Worden, retirado de las Fuerzas Aéreas de la NASA estos aparatos antes eran juguetes y ahora “son algo revolucionario. Es increíblemente significativo”. También se pueden ver en los demás aparatos espaciales que se usan en la NASA. Antaño, los cohetes y los satélites que se lanzaban en la carrera espacial entre Rusia y Estados Unidos podían ser del tamaño de un campo de fútbol. Ahora son mucho más manejables dentro de los estándares de la industria aeroespacial. Por ejemplo, el año pasado se rompió el récord de lanzamiento simultáneo de satélites mandando al espacio 104 de estos aparatos.
La NASA también está trabajando en estos aparatos. En mayo, disparó un par de naves del tamaño de un maletín, conocidas como Mars Cube One, hacia Marte. Estas se convirtieron en las primeras sondas miniaturizadas que han volado más allá de la órbita de la Tierra. En octubre, después de un viaje de casi medio año, una de las gemelas pudo tomar las primeras fotografías.
Un astrónomo de Hardvard, Jonathan McDowell determinó que el número de microsatélites o naves espaciales había aumentado considerablemente de tamaño haciéndose un hueco en la industria como tal. En 2011 el número de estos aparatos que pesaban menos de 10 kilos era de 12. En 2012 se pasó a 89 y en 2013 a 125. El año pasado se alcanzó la cifra de 291. Aunque obviamente no todos los dispositivos de este tamaño pueden realizar determinadas tareas como señalización de televisión o emitir señales a antenas de alto alcance.
Compañías como Planet Labs quieren hacer que la observación de la Tierra se base menos en el espionaje que en ayudar a los científicos y al público a hacer un mejor seguimiento del cambio ambiental, en un esfuerzo por mejorar la administración y la remediación. Por lo tanto, esta tendencia no va a hacer más que ir en aumento. Esperemos que tengan razón.
Imagen de portada: NASA.