El tamaño no define siempre la fuerza de un objeto. Aunque la fuerza de las hormigas sea en comparación a la nuestra muy baja, tienen un potencial capaz de levantar entre 20 y 50 veces su peso. Uno de nuestros objetivos es conseguir crear objetos llevaderos y ligeros que sean capaces de soportar fuerzas terribles. En esta ecuación entran los “músculos artificiales”.
Investigadores del Laboratorio de Robótica e Ingeniería Matemática de Bristol han conseguido crear uno de estos músculos, un dispositivo ligero y delgado casi como el papel capaz de levantar 1000 veces su peso que como ya hemos visto en otras tecnologías se basa en el arte del origami para funcionar.
El “electro-origami”, el arte y la tecnología unidos de nuevo
Esta tecnología bautizada como el “electro-origami” ha sido desarrollada como bien su nombre indica gracias al arte del origami mezclado con la tecnología. Según Majid Taghavi, uno de los inventores de la tecnología: “con el electro-origami, podemos reemplazar los motores electromagnéticos con alternativas ligeras, escalables y silenciosas. Debido a que los dispositivos electrostáticos no requieren altas corrientes, producen mucho menos calor y pueden ser mucho más eficientes que los motores eléctricos”.
Una de las primeras formas de esta tecnología ha desembocado en un dispositivo que se asemeja al papel y que hace las veces de músculo artificial. Este ingenio consta de 2 cintas conductoras que se cierran entre sí en forma de arco para levantar objetos mediante la fuerza producida. Esta cinta tiene unos 180 milímetros de largo pero contraída tiene menos de 1 milímetro de grosor.
Tim Helps, co-autor del estudio junto a Taghavi y Jonathan Rossite, profesor en el SoftLab de la Universidad, nos habla todavía más de este invento. “Primero, descubrimos el concepto de electro-origami hace más de dos años, mientras desarrollamos músculos artificiales para la ropa robótica asistencial, sin embargo, tiene amplias aplicaciones en ingeniería y robótica”.
El electro-origami ya ha sido usado en otras variantes como pinzas robóticas, rastreadores, resortes e incluso una grúa robotizada basada en origami. El profesor Rossite asegura que creen en “que el electro-origami se puede usar en dispositivos portátiles que brinden más potencia y que consigan aportar independencia física, en aplicaciones espaciales para producir paneles solares que se plieguen como hojas de árboles dentro de las yemas, e incluso en arte robótico donde las superficies táctiles y las estructuras se transforman en seres vivos”.
Por ahora no hay productos que hagan uso del electro-origami, aunque el equipo de Bristol tiene los medios y fondos necesarios para realizar el proyecto a cabo. Aseguran que en unos pocos años podremos ver productos cotidianos con esta tecnología, y los usos que se le podría dar a este tipo de aparatos son casi infinitos.