Estamos en la semana del CES, y ya sabéis lo que eso significa. Compañías y startups de todo el mundo se reúnen en Las Vegas para presentar los proyectos en los que llevan años trabajando. En algunos casos, son los productos que vamos a comprar a lo largo del 2019; en otros, son conceptos pensados para el futuro.
El CES es una ventana al futuro, pero ese no es su único objetivo. También tiene una serie de premios, ideados para destacar la mejor tecnología presentada en la feria; se buscan los productos y conceptos más innovadores, de ahí el nombre, CES Innovation Awards.
Entre los premiados, nos solemos encontrar desde los televisores más avanzados a curiosidades como botellas de agua con Bluetooth o incluso colmenas inteligentes controladas por el móvil.
Y este año, en la lista también iba a estar el Osé, un producto desarrollado por Lora DiCarlo; la startup recibió una carta el pasado octubre en la que se le informaba que había sido una de las seleccionadas para los premios, en la categoría de “robótica y drones”.
El juguete sexual robótico para mujeres que ha sido rechazado por el CES
Pero no vas a encontrar el nombre de Osé en la lista de ganadores. 20 días después de recibir la carta, la CTA (Consumer Tecnology Association), la organización detrás del CES, contactó con la startup para informarle de que les quitaban el premio por haber vulnerado los términos. En concreto, la CTA afirmó que el producto de Lora DiCarlo era “inmoral, obsceno, indecente y profano”.
El producto de Lora DiCarlo es un juguete sexual diseñado para mujeres. Un detalle que, de manera repentina, hacía que fuese indigno para recibir un premio, según la CTA, que un poco más y abre las puertas del infierno para que sus creadores ardan para toda la eternidad. De hecho, no solo han perdido el premio, sino también la posibilidad de exhibirlo en el CES.
El dispositivo no cambió en los 20 días entre que recibió el premio y se lo quitaron. El Osé sigue siendo un dispositivo creado en colaboración con expertos en robótica de la Universidad del estado de Oregón; y sigue siendo tan innovador como antes.
Estamos ante un dispositivo adaptable que funciona por si solo, sin necesidad de tocar nada. Una vez insertado, su tecnología basada en micro-robótica es capaz de mover el apéndice para imitar diferentes acciones y miembros. Es capaz de imitar a la lengua humana, o los dedos, y un miembro sexual. Por supuesto, es posible personalizar la experiencia con el móvil.
El sector tecnológico sólo quiere mujeres para aparentar
El Osé es un buen ejemplo de cómo la tecnología puede mejorar nuestra vida sexual; incluso hay gente que va un paso más allá, modificando su cuerpo. Este dispositivo es capaz de aplicar avances en el campo de la robótica a un sector nuevo. Pero, también es un juguete sexual para mujeres, y por lo tanto recibe un escrutinio mucho mayor de lo habitual.
La distinción “para mujeres” es importante. Porque en el CES no es raro hablar y disfrutar de la sexualidad; siempre y cuando esté dirigida a hombres, claro. En un paseo por la feria es posible encontrar todo tipo de tecnología sexual orientada a hombres; desde experiencias pornográficas de realidad virtual hasta robots stripers.
Y por supuesto, el CES sigue dependiendo de las llamadas “booth babes”, mujeres con poca ropa cuyo único objetivo es llamar la atención de los hombres que atienden la feria, y aparecer en “recopilatorios” en Internet, publicitando la marca de paso. Aunque el número de “booth babes” disminuye cada año, sustituidas por mujeres que realmente conocen el producto que están vendiendo (o que incluso son sus creadoras), siguen siendo una presencia importante.
La sexualidad de las mujeres sigue siendo un tema tabú
Que el CES considere “indigno e inmoral” un simple juguete sexual, al mismo tiempo que permite estas otras experiencias sexuales, es una muestra evidente del estado en el que aún está el sector tecnológico. La defensa que ha publicado después de este escándalo es que el producto fue rechazado por “no encajar en ninguna de sus categorías”; han pedido perdón a la startup por no haberse dado cuenta antes.
Una defensa algo pobre, teniendo en cuenta la tecnología que usa el Osé y los expertos que han trabajado en ella. Incluso eso no explica el uso de las palabras “inmoral” y “profano” en el rechazo, que el CES ha preferido olvidar.
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