El miedo a que los robots nos quiten nuestros trabajos está bien presente en la mente de todos; aunque dependiendo del sector en el que trabajes, ese miedo puede ser infundado, al menos por ahora. Y es que, por muchos avances que se haya conseguido en el campo de la robótica, aún tiene mucho camino que recorrer.
Los robots aún no son capaces de hacer cosas que para un humano son naturales. En cambio, en trabajos repetitivos y que no precisan salirse “del guión”, los robots tienen ventaja. Pero incluso cuando un robot sustituye a un humano, eso no significa que se haya destruido un puesto de trabajo necesariamente; la demanda por profesionales especializados en robótica y sistemas aumentará por las necesidades que traen consigo.
El hotel de robots sonaba más bonito de lo que ha resultado ser
Eso es justo lo que ocurrió en el Henn-na Hotel de Japón; que se hizo famoso en todo el mundo por ser el primer hotel gestionado completamente por robots. Lanzado en 2015, en su momento avivó el debate de si los robots podían ocupar posiciones tan “sociales” y que precisan cierto grado de empatía con el cliente. Pero resultó que eso no era lo más raro.
El Henn-na, cuyo nombre es un juego de palabras con “extraño”, ciertamente hace honor a su nombre. Empezando nada más entrar, cuando tenemos que hacer check in en la presencia de dos dinosaurios robóticos. El resto del plantel es igual de chocante, incluyendo un personaje floral que se encarga de controlar las luces de nuestra habitación. Sí, es raro, pero en cierta forma eso lo hace muy japonés.
El gran problema no parece ser el diseño de los robots, sino su funcionalidad. Y es que, apenas cuatro años después de su lanzamiento, el Henn-na ha tenido que tomar la decisión de “despedir” a la mitad de los robots; algunos de los cuales llevaban en el hotel desde el primer día.
Los seres humanos no serán sustituidos pronto
Este “ERE” de robots ha sido necesario porque, a la hora de la verdad, no hacían mucho trabajo y lo poco que hacían, lo hacían mal. Los robots no eran capaces de realizar muchas de las funciones básicas de un trabajador humano. Los propios clientes tenían que registrarse en el hotel; y no podían obtener respuestas claras sobre sitios turísticos cercanos, por ejemplo. Además, los robots de transporte de maletas sólo podían llegar a 24 de las 100 habitaciones del hotel, eso si no llovía o nevaba, claro.
Todo esto obligó a los propietarios del hotel a contratar a empleados humanos para realizar las tareas necesarias y arreglar los estropicios que habían causado los robots; y llegados a ese punto, ¿para qué están ahí los robots? Un hotel semejante puede ganarse los elogios de una clientela a la que le gusten las experiencias originales; pero somos menos receptivos ante esta originalidad si nos fastidia las vacaciones.
El Henn-na sigue siendo un hotel que se sale de lo común, pese a que buena parte del trabajo ahora lo hagan humanos. Como experimento al menos estuvo interesante, y un recordatorio de hasta dónde ha llegado la robótica.
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