Así es uno de los primeros relojes táctiles de la historia, un Casio de 1984

A día de hoy si sacas un smartwatch y lo usas frente a tu círculo de amigos, es más que probable que muchos de ellos miren sorprendidos al reloj, con cara de que el futuro ha llegado ya. Es cierto que los relojes táctiles e inteligentes son a día de hoy algo casi del futuro, pero nada más lejos de la realidad: uno de sus pioneros tiene ya 35 años.

Sí, como lo lees. Fue la marca Casio, la que hace más de 3 décadas se atrevió a poner un panel “táctil” en un Casio AT-552 Janus, un reloj que podía controlarse por gestos. Siendo justos, eso sí, su interfaz no tiene mucho que hacer contra las actuales…

Uno de los primeros relojes táctiles tiene 35 años

Este reloj, como podemos ver en el vídeo, tiene gestos. El sistema que los movía era uno que tenía gestos preprogramados de tal forma que sólo respondía si hacías unos específicos. En teoría la pantalla es capacitiva (las resistivas dominaron el mercado de los smartphones mucho tiempo)  y está dividida en celdas conectadas por líneas de material conductivo. Estas se pueden apreciar en un segundo vídeo que pondremos a continuación.

El gran problema de este sistema táctil es que si rayabas la esfera del reloj cortabas estas líneas, por lo que si te encuentras uno de estos relojes, a no ser que esté en perfectísimo estado, tendrá el táctil muerto. Más allá de eso el reloj cumplía con los modos de formato 24 horas, cronómetro, alarma, fecha y por supuesto la hora.

Tenía otros inconvenientes, como los gestos. Hoy en día las interfaces de nuestros teléfonos y dispositivos son intuitivas y podemos hacer multitud de cosas con su pantalla táctil. Antaño, este Casio sólo podía hacer gestos muy específicos. Por lo que si te envalentonabas y te ponías a intentar a hacer gestos raros, no funcionaba. El reloj pasó completamente inadvertido y no ha sido hasta ahora, 35 años después cuando ha suscitado el interés como reliquia.

De hecho, ese es sin duda su mayor problema. Hablamos de un reloj de hace 35 años, por lo que encontrar uno que tenga el “táctil” bien o que directamente esté en buenas condiciones estéticas es poco menos que imposible. Hoy en día se considera un ultra-raro (y ultra-caro) reloj-calculadora. Pero es curioso cómo hace más de 30 años una empresa tuvo a bien implementar un sistema y una tecnología que, hoy en día, son tan comunes en nuestro día a día. ¿Qué hubiera pasado si este sistema hubiera triunfado? Nunca lo sabremos, por desgracia.