El voto online es el futuro de la democracia aunque aún le quede camino
El voto online está instaurándose cada vez más en determinados países. Es el futuro de la democracia, pero todavía tiene problemas.
11 marzo, 2019 20:01Por culpa del voto rogado, casi medio millón de españoles podría quedarse fuera de las urnas. Los problemas a la hora de votar desde el extranjero siempre han estado ahí, copando titulares en recuerdo de los calvarios que tienen que pasar estas personas. El voto online es una posible solución que todavía se está adoptando.
De hecho, en diversos países se está adoptando en cuotas que hasta ahora eran nunca vistas. ¿Es el futuro de la democracia este tipo de voto? Es cierto que todavía le queda camino que recorrer, pero sus ventajas sólo pronostican que será, seguramente, el sistema de voto generalizado en los años venideros.
El voto online gana adeptos en otros países
Sin ir más lejos, en Estonia parece que lo tienen muy claro. En las recientes elecciones parlamentarias que tuvieron lugar en el país, el 44 por ciento de la población usó el voto online a través de i-vote. Este es un aumento significativo, ya que en el año 2009 tan sólo un 16 por ciento votaron online en los comicios. Estonia ha estado cerca de 2 décadas digitalizando todas sus instituciones por lo que no debería ser algo raro.
Este tipo de votaciones en Estonia se empezaron a introducir hace 14 años, en el 2005. Se usaban identificaciones fragmentadas y lectores de tarjetas y en el año 2011 ya se podía votar a través del móvil con códigos PIN y una tarjeta SIM especial. El sistema permite cambiar el voto entre el inicio de la votación anticipada y el cuarto día antes de la elección, aunque no se puede usar i-vote el día de la elección. Se puede verificar que los funcionarios electorales recibieron el voto a través del teléfono de nuevo.
Este sin embargo no ha sido un camino de rosas, ya que en el pasado este sistema presentaba vulnerabilidades e irregularidades. La clave del éxito de este sistema reside en que Estonia es un país pequeño, con un número determinado de habitantes (poco más de 500 000 personas votaron en los últimos comicios), y en un país más grande presenta varias desventajas con sus consecutivas ventajas.
Se necesitarían muchos sistemas de prevención
Hace muy poco hemos sabido que el Ministerio de Defensa de España ha sufrido un ataque hacker. No hablamos de un ataque gigantesco ni nada por el estilo, pero ha dejado entrever la débil seguridad que tienen las instituciones ante los ciberataques. De hecho, se sabe que al año el Gobierno sufre más de 30 000 ataques cibernéticos.
Imaginad en unos comicios. Existen sospechas incluso en partidos establecidos de “dopaje” en elecciones y en unos comicios “digitales” el riesgo de que se falsearan los resultados podría incrementarse de forma escandalosa. Se necesitaría un gigantesco sistema anti-hackers, sistemas de prevención de falsos votos, otro sistema para evitar ataques externos…
Medio millón no son 40 millones
La demografía presenta también un problema. Medio millón de personas es un número manejable para un país pequeño, pero en España somos bastantes más personas. Para asegurarnos de que todos los votantes pudieran ejercer su derecho democrático, tendríamos que asegurarnos de que todos tuvieran aunque sea un ordenador, una tablet o un smartphone. Y no todos tienen esa suerte.
Por lo tanto el sistema debería ser accesible para esas personas, para las que no se llevan muy bien con la tecnología y que a su vez tuviera un buen equilibrio entre la seguridad de comprobar la verdadera intendidad de la persona y que no sea un proceso muy engorroso para que los que no entiendan mucho no desistan. Y esto parece muy complicado de hacer.
Controlar a los encargados del sistema
En este tema también juegan un papel muy importante los funcionarios electorales y sobre todo los encargados del sistema. Que todo dependa de la red permitiría que algunos políticos indeseables quisieran controlar o falsear los datos, por lo que se debería crear un sistema independiente que controlase a los que gestionaran el voto online.
Pero no todo son desventajas. El voto online presenta también una serie de ventajas que para las personas adecuadas es todo un mundo en comparación al sistema actual.
Los españoles que han emigrado lo tendrían muchísimo más fácil
El voto desde el extranjero siempre ha sido un suplicio, y en este caso se podrían quedar muchísimas personas sin poder votar. El voto online permitiría, con una serie de requisitos claros, que estas personas votaran con la mayor de las facilidades. Bien desde su hogar en el extranjero o bien en cualquier lugar con su tableta o smartphone.
Mayores ventajas para el usuario final: desplazamientos, personarse…
Es todo un engorro que tengamos que ir a nuestro colegio electoral para votar el día acordado. Hay que aguantar colas, presentar el DNI, etcétera. Hay personas que no se pueden permitir este pedazo de tiempo aunque parezca increíble, y que se pueda realizar el voto online desde cualquier parte haría que muchas personas pudieran realizar su voto sin tener que modificar su agenda.
Eso sin contar los desplazamientos que hay que realizar, el tiempo que hay que gastar en el colegio electoral si es muy concurrido, los altercados que se suceden en ocasiones con la polarización existente en nuestro país con la situación política… Son todo ventajas en este aspecto.
Modernización de las infraestructuras gubernamentales
Como hemos dicho antes, en Estonia se lleva modernizando y digitalizando todas las instituciones en pos de que este sistema se implante. Inevitablemente el acoger este sistema en los sucesivos comicios hará que otras plataformas y organizaciones se digitalicen, progresando en el camino a una informatización de las instituciones actuales, que buena falta nos hace.
Atraería a más personas propensas a la tecnología
Aunque parezca increíble, hay muchísima gente que no va a votar o bien por pereza, o bien porque no les gusta o bien porque por su edad no pueden ir por sí solas a votar. Además de solucionar esto último con asistencia, las personas más jóvenes y propensas a la tecnología serían más propensos a votar por la facilidad del sistema. El voto joven puede decantar unas elecciones sin lugar a dudas.
Quizás estamos aún lejos de implementar estas novedades en unos sistemas tan instaurados como son los democráticos. Pero la sociedad avanza, y sólo hay que tener algo de paciencia. Dependerá de los gobiernos admitir a tiempo que estamos en una era digital.