Hay un detalle que siempre ha suscitado problemas en el mundillo de la aviación doméstica: las baterías de los drones duran muy poco. Vale, es cierto que en comparación con le uso que le damos estos drones tienen una autonomía más que suficiente. Pero los que más batería tienen son siempre los mejores y por lo tanto los más caros.
Pero es entendible. La estructura de un dron es compleja y meter todos los componentes electrónicos necesarios en un espacio tan reducido es un problema. Pero tranquilos, ya que un hombre llamado Vikas Prakash ha encontrado la solución perfecta: crear un sistema de almacenamiento de energía construido en las alas de los drones.
Un nuevo sistema de baterías construido en alas especiales
Necesitamos algo de contexto. ¿Quién es Vikas Prakash? Este hombre es profesor de la Universidad Case Western Reserve y su objetivo como podéis imaginar era conseguir que las baterías de los drones durasen más. Para ello ha estado haciendo diversas pruebas con drones modificando partes de estos para intentar mejorar su autonomía. Y parece que por fin lo ha conseguido.
Al principio Prakash experimentó con un nuevo sistema de baterías que estaban situadas en las alas de los drones. Esto permitía redistribuir mejor la carga de estos y así se podía añadir más peso en ellos. Al principio comenzó con un avión no tripulado de alas fijas de fibra de vidrio de 2.1 metros de largo. Tras 3 años en pleno desarrollo de ese sistema de almacenamiento de energía nuevo, este se incluyó en las alas.
La idea detrás del proyecto era que esta configuración no solo aumentaría la cantidad de capacidad energética que se habilitara en el dron, sino que podría hacerse sin sacrificar el espacio de carga o agregar mucho peso. Dicha tecnología permitiría a los drones volar más lejos y durante más tiempo, o llevar sensores adicionales u otras cargas útiles de mayor peso.
Las primeras pruebas se hicieron usando un dron con alas regulares y el paquete de baterías estándar. Revelaron que el máximo de tiempo que podía volar el dron era de unos 91 minutos aproximadamente (poco más de 1 hora y media). Se probó el sistema de alas de fibra de carbono con el nuevo sistema de almacenamiento de energía y sus consecuentes baterías. El resultado fue sorprendente: 171 minutos, más de 3 horas de vuelo y una mejora abismal.
Esta tecnología podría no sólo usarse en drones, sino en aviones eléctricos comerciales con pasajeros para mejorar la autonomía. Prakash asegura que esto “demuestra que el uso de la batería estructural es un concepto ganador. Esto permitirá a nuestras embarcaciones volar más tiempo y / o transportar cargas más pesadas sin comprometer el espacio del fuselaje”. Y lo cierto es que no podemos esperar para ver cómo se implementa este increíble avance.
Foto de portada: Case Western Reserve University
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