La realidad virtual se encuentra en un momento muy importante, en el que será vital atraer a nuevos usuarios. Es por eso que Oculus se ha centrado en los últimos meses en lanzar dispositivos más baratos y con todo lo necesario para disfrutar de la experiencia. El Oculus Go fue el principio, y el Oculus Quest, más potente, fue un gran paso en esa dirección.
Pero eso nos hizo preguntarnos qué pasaba con el Rift, el visor de realidad virtual pionero que apenas había recibido cambios desde que fuera lanzado hace años. Hoy Oculus tiene la respuesta, con el nuevo Rift S, un visor más completo, con mejor tecnología e incluso más fácil de usar. Este es un verdadero dispositivo para entusiastas, y por lo tanto, lo tendrás que conectar a tu ordenador ya que no tiene el hardware necesario para ejecutar programas y juegos. Lo que si trae es una gran mejora en todos los aspectos respecto al Rift original.
Así es el Oculus Rift S, la nueva referencia de Oculus
El nuevo Oculus Rift S es un dispositivo casi completamente nuevo. Esto se vuelve evidente cuando nos damos cuenta de que ya no tendremos que instalar sensores en nuestra habitación y conectarlos a nuestro ordenador. En vez de eso, Oculus ha optado por instalar varias cámaras en todo el visor, además de varios sensores adicionales; con todo eso, el propio dispositivo es capaz de saber cómo te estás moviendo con gran precisión, y trasladar ese movimiento al software.
En concreto, el Rift S tiene cinco sensores Insight como los que tiene el Quest, que permiten seis grados de libertad. No solo detectan los movimientos de nuestra cabeza, sino que también son capaces de rastrear el movimiento de nuestras manos con los mandos inalámbricos Touch; unos mandos que vienen incluidos por defecto en el paquete. También cuenta con Guardian, una funcionalidad que nos indica dónde están las paredes de la habitación y así evitar que nos la peguemos. Gracias a todo esto, ya sólo nos tenemos que preocupar de un cable que sale del visor para conectarse en dos puertos de nuestro ordenador, el HDMI y un puerto USB.
Oculus también ha decidido cambiar completamente el interior del visor. El Rift original tenía dos pantallas OLED, una para cada ojo, para conseguir una resolución de 2160 x 1200 píxeles; en cambio, con el Rift S ha optado por una sola pantalla LCD con una resolución de 2560 x 1440 píxeles. El salto no parece tanto, pero estamos hablando de un 40% más de píxeles. Pero más importante es que cada píxel ahora tiene tres subpíxeles en vez de dos.
La evolución que estábamos esperando
Esta elección tiene sus ventajas y desventajas. Por una parte el aumento de resolución debería ser notable y ayudar a reducir el “efecto puerta”; por otra parte, al perder la pantalla OLED también estamos perdiendo unos negros más profundos. Además, la frecuencia de refresco pasa a ser de 80 Hz en vez de 90 Hz. Se nota que esta ha sido una decisión consciente de Oculus, que ha preferido los beneficios del aumento de resolución.
El resto del dispositivo también ha recibido muchos cambios, como un nuevo diseño para sujetar el visor a la cabeza; pero tal vez la novedad que pasará injustamente desapercibida es el sonido integrado en el propio soporte. Es similar a lo que tiene el Oculus Go, y nos permite usar el dispositivo sin necesidad de auriculares y sin aislarnos completamente del mundo.
El nuevo Oculus Rift S estará disponible en los próximos tres meses, a un precio de 499 euros.
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