La Gran Barrera de Coral, situada en Queensland (Australia), es el mayor arrecife coral de todo el mundo. Pese a su fama, los últimos años están siendo bastante duros para esta sorprendente creación natural.
El calentamiento global está afectando cada vez más a la Gran Barrera de Coral; puesto que los corales son especies muy sensibles a los cambios de temperatura del océano. Así, ha comenzado a mermarse su ecosistema, perdiendo corales, peces y flora acuática.
Los científicos australianos saben de la relevancia de esta obra natural y no se han quedado de brazos cruzados. Éstos han creado una especie de robots submarinos para intentar salvar el desagradable destino de la Gran Barrera de Coral.
La Gran Barrera de Coral está en apuros
Los corales mantienen una relación bastante especial con las zooxantelas, un tipo de algas. Éstas proporcionan alimento a los corales a cambio de un lugar en el que vivir. Además, son las que les otorgan a los corales esos colores tan brillantes y llamativos.
Por ende, la decoloración de los corales está relacionada directamente con las zooxantelas; lo que científicamente se conoce como “blanqueamiento de coral”. Cuando las condiciones del agua son demasiado duras para ellas, se estresan y liberan químicos dañinos para los corales. De este modo, el coral las expulsa; aunque, pierde su fuente de alimento y el color.
De hecho, el coral puede llegar a morir si dichas algas no regresan en algún momento. Un estudio estima que entre 2014 y 2016 murieron el 29% de los corales de la Gran Barrera de Coral australiana.
Robots submarinos al rescate
Peter Harrison, profesor de la Southern Cross University, y Matthew Dunbabin, profesor de Queensland University of Technology, unieron fuerzas para hacer frente a dicha situación. Estos investigadores crearon un robot capaz de ayudar a salvar la Gran Barrera de Coral.
La idea de los expertos consiste en recoger y cultivar las semillas de los corales antes de utilizarlas para repoblar los arrecifes dañados. Lo hacen con LarvalBot, un robot que dispersa los corales microscópicos (o larvas de coral) obtenidos en los arrecifes que están recuperándose o creciendo.
De esta manera, logran reemplazar las algas desaparecidas y mejorar la temporada de desove o puesta de huevos de los peces. El profesor Dunbabin compara su metodología con el proceso de la fertilización del césped en el comunicado de la Universidad de Tecnología de Queensland.
Harrison explica que encontrar la ubicación exacta para dejar a las larvas no es una tarea fácil. Éstas pueden sentirse confusas sobre el lugar que escoger del arrecife. Los investigadores suelen depositar a las larvas en arrecifes que antes tenían mucho coral vivo; pero que, actualmente cuentan con poco coral en buenas condiciones.
La técnica de estos científicos tiene un gran potencial; aunque, deberán contar con el apoyo de alguna compañía tecnológica para producir en masa los nuevos corales y llevarlos al océano. Esperemos que finalmente consigan un acuerdo con alguna, en caso contrario la Gran Barrera de Coral podría terminar muriendo del todo.
Foto destacada: Queensland University of Technology