El piloto automático es una de las funciones más conocidas de los aviones modernos, pero también una de las más malinterpretadas. Que un avión esté en “piloto automático” no significa que los pilotos no estén haciendo su trabajo, por ejemplo; y aún es necesaria su supervisión y que reaccionen ante cualquier imprevisto.
Además, el aterrizaje y el despegue siguen siendo tareas críticas para las que los humanos aún no tienen sustitutos. Existen sistemas como el ILS (Instrument Landing System), pero precisan que el propio aeropuerto envíe indicaciones al avión para que pueda aterrizar sin que los pilotos hagan nada; por lo tanto, no es completamente autónomo, sólo se usa en contadas ocasiones y es necesario que el aeropuerto tenga hardware compatible con esta tecnología. En la mayoría de las ocasiones, son los pilotos los que aterrizan el avión, aunque dependiendo del estado de la meteorología pueden apoyarse en los datos del piloto automático.
El primer aterrizaje autónomo de un avión
Conforme la tecnología autónoma avanza, es muy posible que eso esté cerca de cambiar, y que dentro de poco veamos aviones que se aterrizan solos. Ahora, investigadores de la Universidad Técnica de Múnich han conseguido justo eso, hacer aterrizar un avión de manera autónoma, sin ningún tipo de ayuda externa ni indicación. El avión ha sido el que ha decidido cómo hacer el aterrizaje y lo ha ejecutado en tiempo real. Y estaban tan seguros de este avance, que el primer aterrizaje realizado de esta manera ha sido con una persona en el avión, que sólo estaba ahí para tomar el control en caso de problema.
El sistema se basa en una combinación de GPS y una serie de cámaras de luz visible e infrarroja. Por si solo, el GPS es demasiado impreciso, por lo que sólo se usa durante la aproximación, para tener una idea general de la localización. Una vez que el avión ha iniciado la maniobra de aterrizaje, es cuando usa las cámaras disponibles para analizar las imágenes y saber exáctamente dónde está la pista de aterrizaje. Los algoritmos son capaces de detectar la forma de la pista y un sistema de control personalizado se encarga de aterrizar. Gracias a las cámaras infrarrojas, en teoría puede hacer lo mismo sin importar las condiciones de visibilidad, por ejemplo, si hay niebla o lluvia; aunque la prueba se hizo con cielos despejados.
Por el momento este es sólo un aterrizaje, pero ya se considera un gran primer paso para conseguir un sistema completamente autónomo que sea capaz de aterrizar en cualquier aeropuerto sin importar las condiciones. Es muy posible que inicialmente este sistema funcione más como una ayuda a los pilotos, hasta que finalmente puedan tomar todo el control.
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