Inodoros que se limpian solos, el invento que reduce el consumo de agua al 50%
Un nuevo recubrimiento inspirado en la naturaleza permite crear inodoros que se limpian solos y usan sólo la mitad del agua que normalmente gastamos.
19 noviembre, 2019 11:21Noticias relacionadas
Para la mayoría de la gente, tirar de la cadena es un acto reflejo en el que no piensan mucho, pero tal vez deberíamos pararnos a hacerlo; y es que la cantidad de agua que malgastamos sólo para eliminar nuestros residuos es un problema cada vez mayor.
Según los estudios, unos 141.000 millones de litros de agua se usan en los retretes cada día. El impacto que tiene esta costumbre higiénica en el medio ambiente no sólo es brutal; también es seis veces el consumo total de agua en toda África.
Pero claro, no tirar de la cadena es anti-higiénico y trae sus propios problemas; por eso, la solución puede estar en diseñar retretes más eficientes, que usen menos agua para conseguir el mismo resultado.
Inodoros que se limpian solos
Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, EEUU, afirma haber dado con la tecla, o en este caso, con el recubrimiento que permitirá crear inodoros que se limpian solos.
El desarrollo se ha centrado en un revestimiento que cubrirá toda la superficie del inodoro, capaz de repeler las bacterias que se forman en un entorno tan rico en nutrientes para ellas.
Esto no solo hace que los retretes sean más higiénicos y no sean nidos de posibles enfermedades: también los hace más eficientes, impidiendo que las heces y otros residuos se queden pegados a las paredes. Por lo tanto, sería posible deshacerse de ellos simplemente con una pequeña cantidad de agua.
En concreto, un inodoro con este recubrimiento gastaría un 50% menos de agua que uno convencional, quedándose en sólo tres litros en vez de los seis habituales.
El proceso consiste en dos pasos, y funciona hasta en tazas de cerámica. El primer paso consiste en un espray de polímeros injertados molecularmente; cuando el compuesto se seca, se forman moléculas que parecen pequeños pelos, aunque no son visibles porque son un millón de veces más finos que los de un humano.
Estos "pelos" ya forman una superficie muy suave, por la que pueden pasar moléculas orgánicas sin problemas; pero la clave está en el segundo espray, una fina capa de lubricante que se forma alrededor de estas estructuras nanoscópicas. A diferencia de otros recubrimientos, este proceso se completa en apenas cinco minutos.
En las pruebas con materia fecal sintética, esta se desliza fácilmente por la superficie y no deja ningún tipo de resto. Además, un estudio microscópico reveló que la superficie repele las bacterias, especialmente las responsables del mal olor. Por lo tanto, no sería necesaria la limpieza, al menos no tan a menudo.
Esta puede ser toda una revolución en los baños y aseos de todo el mundo. Los creadores de estos compuestos ya han iniciado una start-up con la que pretenden comercializarlos como un producto, aunque por el momento no hay fecha de lanzamiento.