Las grandes compañías tecnológicas como Apple, Google o Amazon saben prácticamente todo sobre nuestro día a día. Llevar un smartphone en el bolsillo o comprar la mayoría de productos en un mismo lugar conlleva una pérdida de la privacidad de la que es casi imposible escapar.
Pero, hasta hace relativamente poco tiempo, había una acción que no controlaban: los pagos en tiendas en tiendas físicas y virtuales. El pretérito imperfecto está bien utilizado en este caso pues estas empresas llevan metiéndose en los métodos de pago poco a poco y sin hacer mucho ruido hasta conseguir ser actores principales.
Apple es una de las más aventajadas en este sentido. Su tarjeta de crédito es todo un fenómeno en Estados Unidos y Apple Pay se ha establecido una de las plataformas de pago más seguras gracias a FaceID. Aunque Amazon, la reina del comercio electrónico, lleva trabajando en diversos métodos de pago mucho más tiempo con resultados increíbles.
Pagos biométricos
Los pagos con el móvil (mediante Apple Pay o Google Pay, por ejemplo) se han integrado excepcionalmente bien en la sociedad. Arrimamos el smartphone al TPV, ponemos nuestra huella o nuestra cara en el smartphone y se realiza el pago. El primer paso fue olvidar del efectivo o de las tarjetas físicas y lo que se viene para los próximos años es poder pagar con nuestro cuerpo.
El último en llegar a los pagos corporales ha sido Amazon. La compañía de Jeff Bezos está trabajando en un sistema de pagos con la palma de la mano como elemento identificador. El sistema sincronizaría los datos biométricos de nuestra mano con la cuenta de Amazon y cargaría cualquier tipo de gasto a la tarjeta de crédito.
La tecnología detecta la distribución de las venas y arterias la palma de la mano y la asocia a la cuenta. Al parecer, la posición de las venas es única para cada persona de este mundo y sería imposible de manipular.
El reconocimiento facial es otra de las tecnologías que más han despegado en los últimos tiempos. Iberia, la aerolínea española, por ejemplo ya ha implementado en algunos vuelos un sistema que permite embarcar simplemente poniendo nuestra cara delante de una cámara. En cuanto a los pagos, algunas compañías como BBVA han desarrollado el reconocimiento facial para pagar en el restaurante de la sede de la compañía.
Sin embargo, Alibaba, la matriz de AliExpress, ya tiene algunas propuestas que van por delante de los reconocimientos de rostro con soluciones que permiten el pago con alguna parte de nuestra anatomía o gesto. Una de las más llamativas es el pago mediante una sonrisa. La gigate tecnológica china lleva desde 2017 con este sistema de pago en restaurantes de comida rápida como KFC.
Tecnología dentro del cuerpo
Quizá el método de pago que más nos parece de ciencia ficción es la de implementarnos chips subcutáneos. Pero de fantasía nada, es una realidad que lleva cociéndose algunos años en los sectores menos conservadores de la tecnología.
En Suecia ya son más de 4.000 las personas que tienen implementado un chip bajo la piel de su mano. El uso más extendido es el de los pagos mediante una cápsula subcutánea con un chip NFC como si de una tarjeta de crédito contactless se tratara. En este caso, valdría cualquier TPV actual con soporte para pagos sin contacto (la inmensa mayoría). En esta tecnología existe un riesgo importante de fraude al no estar respaldada por ningún objeto físico externo que nos pueda hacer de monitor.
Los wearables han irrumpido muy fuerte en el mercado de los pagos. Relojes inteligentes como el Apple Watch son ya un soporte muy utilizado para realizar pagos por NFC. Algunos bancos han lanzado su propia gama de wearables, como pulseras o stickers para el móvil, con el fin de arañar a más público y que los pagos sean independientes a la tarjeta. Por el momento no ha tenido mucho éxito, pero si consiguen dar con la tecla puede que los veamos en el futuro.
El camino ya recorrido por Amazon
Más allá de leer la mano, Amazon tiene otros proyectos futuristas como Amazon Go. Una serie de supermercados abiertos por la estadounidense Amazon en los que no existen cajeros ni cajas para cobrar. Se basa en inteligencia artificial y decenas de sensores para captar los productos que los clientes escogen.
El funcionamiento es muy sencillo y es gran parte del secreto del éxito. Para entrar al supermercado tendremos que instalar la aplicación Amazon Go en nuestro smartphone y poner el código QR que nos proporcione en un lector. Se abrirán unas puertas y ya estaremos dentro del supermercado.
Iremos caminando entre los estantes y echando los productos que queremos en la bolsa. La magia de Amazon viene gracias a sus sensores que identifican al usuario, el producto y la acción (coger o dejar el producto). De esta forma, asociará una cesta de la compra a cada usuario.
No tendremos que hacer cola para pasar por caja ni escanear los códigos de barras nosotros mismos. Al salir de la tienda el sistema cargará el montante en nuestra tarjeta de crédito asociada a la cuenta de Amazon. El funcionamiento es tan simple que ya llevan 18 tiendas en Seattle, Chicago, San Francisco y Nueva York.
En 2018, Amazon hablada de tener abiertas 2.000 tiendas en 2021. Habiendo comenzado 2020 con 18 nos cuesta creer que cumplirá su objetivo inicial, aunque conociendo a la compañía seguro que ha aprendido mucho a lo largo de este tiempo.
También en el mismo año Microsoft anunció que estaba trabajando en una cámara montada en el carrito que fuera capaz de reconocer los productos. No se ha vuelto a saber nada sobre esta tecnología de los de Redmond, solo se rumoreó que Walmart podría ser la destinataria principal.