Los coches modernos se parecen cada vez más a los smartphones. Al igual que los teléfonos móviles, su función principal ha quedado en segundo plano y ya son productos tecnológicos que compramos por sus funcionalidades y su estilo.
Y de la misma manera que los smartphones, una de las grandes ventajas de los coches modernos es que pueden recibir actualizaciones de software por Internet; de esta manera, incluso después de comprar el coche podemos seguir recibiendo nuevas funcionalidades y mejoras.
Pero no todo es tan bonito. Esta conexión constante también otorga un poder inaudito a los fabricantes de coches, que ahora pueden controlar si merecemos disfrutar de una funcionalidad de nuestro coche o no; o incluso si podemos conducirlo.
Tesla desactiva el Autopilot
Es algo que ha quedado en evidencia en un caso hecho público por Jalopnik, de un comprador de un Tesla Model S que se ha quedado sin Autopilot porque Tesla ha querido; aunque cuando lo compró, esa era una de las funciones incluidas.
La historia es algo más complicada. En realidad, es un modelo de segunda mano, vendido originalmente en 2017. Había sido readquirido por la compañía después de compensar a su comprador original por los defectos que tenía; entre estos, se encontraba un fallo muy común en los primeros Model S, una pantalla central con una tonalidad amarillenta.
En estos casos, en los que Tesla no puede vender el coche como nuevo, la compañía organiza subastas para concesionarios de segunda mano; dada la disponibilidad y el precio de los Tesla, estos son coches muy deseados en el mercado de coches usados. En la subasta, organizada en noviembre de 2019, el coche fue anunciado con todas las opciones con las que fue vendido inicialmente, incluyendo el Autopilot y las opciones de ayuda a la conducción como "Summon", que permite llamar al coche en el aparcamiento.
La tienda no tuvo muchos problemas para encontrar un comprador, y el 20 de diciembre el vehículo llegó a su nuevo propietario. Sólo había un problema: no podía usar el Autopilot, pese a que este sí estaba disponible cuando el concesionario compró el coche. Preocupado porque fuese un problema técnico, el nuevo propietario contactó con el servicio técnico, que le respondió que no había pagado por el Autopilot.
Tesla no considera el Autopilot como una opción del coche más, como puede ser una llanta diferente o un color de carrocería distinto, sino como un servicio asociado al usuario. Así que cree que puede desactivarlo si el nuevo conductor no ha pagado el coste (7.000 dólares en el caso del Model S).
En la respuesta al usuario, Tesla afirmó que había realizado una auditoría en sus coches, y que el suyo había sido "configurado incorrectamente con Autopilot", porque no había pagado la funcionalidad. Así que lanzó una nueva actualización en diciembre, que desactivó el Autopilot.
Así que Tesla vendió un coche con Autopilot, un concesionario lo compró y lo revendió con Autopilot, pero de repente, el usuario final no puede usarlo. Una situación rocambolesca que no tiene mucho sentido. Especialmente porque el Autopilot es un pago único que ya fue hecho, no una suscripción; Tesla ya ha ganado dinero con ese coche y por esa opción, ¿por qué tiene que volver a pedirlo?
Un antecedente peligroso
Este es un caso que deja en evidencia muchas cosas, entre ellas el gran poder que Tesla tiene sobre todos los coches que vende. Con una simple actualización, puede dar y quitar, según su visión de lo que merecen los compradores.
El Autopilot de Tesla es una función de ayuda a la carretera, como cualquier otra. Imaginemos que compramos un coche de segunda mano, y de repente el asistente de mantenimiento de carril que venía incluido deja de funcionar; o que ya no podemos conectar nuestro iPhone porque la opción de CarPlay ha sido desactivada.
Que el Autopilot sea software, y no hardware, no significa que el fabricante pueda eliminarlo a su antojo una vez que el coche ha salido de la fábrica.
El coche fue vendido con unas opciones. Que estas desaparezcan cuando el coche cambia de manos es un antecedente peligroso, que abre la puerta a muchos abusos.
Además, este cambio repentino afectará seriamente al mercado de segunda mano; los precios caerán inmediatamente en cuanto los vendedores no puedan garantizar que tendremos todas las funcionalidades originales del coche. De la misma manera que el precio de un coche baja si le cambian las llantas originales, por ejemplo.