Coche eléctrico o de hidrógeno: comparativa, ventajas, desventajas y ahorros
El Gobierno ha anunciado que impulsará la industria del coche eléctrico y del coche de hidrógeno: repasamos las diferencias entre ambas tecnologías para saber qué comprar.
16 junio, 2020 12:00Noticias relacionadas
El confinamiento provocado por el coronavirus ha tenido un gran impacto en la economía española, siendo el sector del automóvil uno de los principales afectados. Para volver a impulsar esta industria tan relevante en nuestro tejido productivo, el gobierno ha anunciado este lunes 15 de junio un plan especial para la automoción que contará con una dotación de 3.750 millones de euros.
Plan en el que tienen una mayor importancia las alternativas no contaminantes, como el coche eléctrico. El llamado Programa de impulso a la movilidad eléctrica y sostenible (Plan Moves) recibirá una dotación presupuestaria de 100 millones de euros.
Asimismo, se da un primer acercamiento hacia los vehículos impulsados por hidrógeno, pues el plan del gobierno dedica un apartado exclusivo a esta tecnología. El documento señala un "aprovechamiento y orientación de las capacidades industriales hacia modos de transporte público, privado y de mercancías de hidrógeno renovable".
Os explicamos cuáles son los pros y las contras de cada tecnología para que sepáis si os compensa más comprar un coche eléctrico o uno de hidrógeno frente a uno diesel o de gasolina.
Cómo funcionan
El funcionamiento de los automóviles eléctricos es muy sencillo de comprender. Éstos integran uno o varios motores eléctricos que se alimentan de energía almacenada en baterías recargables. Aunque podemos calificar como novedoso su uso en utilitarios, no se trata de una tecnología ni mucho menos revolucionaria, ya que el ser humano lleva utilizándola dos siglos.
El proceso de propulsión mediante el hidrógeno es algo más complejo. Un coche de esta modalidad requiere integrar una pila de combustible, un motor eléctrico, una batería y varios tanques de hidrógeno.
Al repostar, el hidrógeno se almacena en los tanques que acabamos de mencionar. Para crear energía, los átomos de hidrógeno pasan por el ánodo (polo positivo) de la pila de combustible, mientras que al mismo tiempo se inyecta oxígeno en el cátodo (polo negativo).
De este modo, se provoca que los átomos de hidrógeno se dividan en electrones y protones. Una vez divididos, los electrones pasan por un circuito que genera corriente eléctrica, cargando así las baterías eléctricas. Y, esa energía acumulada, es la que se usa para poner en marcha el motor eléctrico.
Los protones resultantes del proceso reaccionan con las moléculas de oxígeno del aire generando calor y agua. En otras palabras, la única emisión de un coche de hidrógeno es el vapor de agua.
Autonomía y carga
Como habéis podido comprobar, ambos tipos emplean la electricidad para moverse. La gran distinción se encuentra en que los de hidrógeno pasan por un proceso más complejo, mientras que los eléctricos simplemente han de cargar las baterías.
Pese a ello, en la carga de cada una de estas tecnologías es donde reside su mayor diferencia. Y es que los eléctricos tardan mucho más tiempo en cargarse que los de hidrógeno. Para que lo veáis más claro compararemos el Tesla más potente del mercado con el utilitario de hidrógeno con más autonomía, el Hyundai Nexo.
Como ejemplo pondremos el Supercharger V3, el último Supercargador de Tesla. Éste cuenta con una potencia máxima de 250 kW, lo que rondaría los 25 kilómetros de autonomía por cada minuto de carga.
Bajo esa premisa, en diez minutos obtendríamos 250 kilómetros de autonomía. Una cifra que parece estupenda pero que se convierte en irrisoria si la comparamos con el Hyundai Nexo.
Este coche de hidrógeno apenas necesita cinco minutos de carga para lograr nada más y nada menos que 666 kilómetros de autonomía. Es decir, más del doble de autonomía que el Tesla en la mitad de tiempo.
Cabe recalcar que en todo momento hablamos de la carga rápida de Tesla, eso sin olvidar que aún hay muy pocos Supercharger V3 en el mundo. En otros coches eléctricos las cifras son más humildes. El nuevo Volkswagen ID.3, por ejemplo, solo es compatible con una carga rápida de hasta 125 kW en el modelo más premium.
Respecto a la autonomía final pasa algo similar, el Tesla más potente hasta ahora llega hasta los 610 kilómetros, mientras que el Nexo alcanza los 666. En este apartado hay un claro ganador: el hidrógeno.
Infraestructuras
Sí, es innegable que los coches de hidrógeno se cargan mucho más rápido que los eléctricos. No obstante, la infraestructura para repostar vehículos de hidrógeno es prácticamente inexistente en comparación con la de los eléctricos.
Las llamadas "hidrogeneras", estaciones de repostaje de hidrógeno, brillan por su ausencia en nuestro país. En España solo hay 7 estaciones de este tipo, lo que hace del todo imposible pensar en una expansión de los coches de hidrógeno, al menos a corto plazo.
España no puede presumir de ser uno de los países punteros en Europa en lo que a puntos de recarga para vehículos eléctricos se refiere, pero ya contamos con cerca de 5.000. Sigue siendo una cifra insuficiente, pero inmensamente superior a las 7 hidrogeneras.
¿Cuánto cuestan?
Si piensas que los Tesla son caros, ¡agárrate! Los de hidrógeno tampoco se quedan atrás. El Hundai Nexo está a la venta por un precio de partida de 72.250 euros, aunque es una inversión menor que los 87.800 euros del Tesla Model S Gran autonomía (610 kilómetros).
Pese a ello, ya existen vehículos eléctricos mucho más económicos, como el propio Tesla Model 3 Gran Autonomía (560 kilómetros), que cuesta 58.700 euros. O el Volkswagen ID.3, que cuesta menos de 30.000 euros.
De hecho, ya hemos conocido algún que otro modelo chino que podría costar aproximadamente 15.000 euros. En el hidrógeno aún no se dan precios tan bajos, situación lógica teniendo en cuenta que llevan menos tiempo desarrollándolos e invirtiendo en dicha tecnología.
No cabe duda alguna de que en este momento los eléctricos llevan ventaja, sobre todo por una mayor facilidad para cargarlos y por unos mejores precios. Sin embargo, hacerse con el dominio del mercado del automóvil no será nada fácil y no creemos que la tecnología de hidrógeno vaya a quedarse de brazos cruzados. Quién sabe, si abaratan precios y se amplían las infraestructuras podrían incluso destronar a los eléctricos.