El Ejecutivo español ha confirmado hoy que ha dado inicio a un "estudio de movilidad", basado en los datos de seguimiento de los teléfonos móviles de todos los españoles.
Aunque lo pueda parecer, en realidad no estamos ante un caso de "espionaje" de parte del Gobierno; no es que la policía vaya a poder saber dónde estás, al menos no aún. Los datos serán obtenidos y recopilados por las operadoras, y serán completamente anónimos.
Eso es porque el objetivo de esta operación es comprobar el impacto del estado de alarma, que obliga a muchos comercios a cerrar y e impone limitaciones a la libre circulación. En otras palabras, saber si la gente en general está siguiendo la cuarentena, y cómo afecta eso a la cantidad de nuevos infectados.
El Gobierno de España monitoriza móviles
Por lo tanto, este estudio no será muy diferente del que fue anunciado el pasado octubre; uno muy polémico, en el que todos los móviles conectados a operadoras españolas serían "rastreados" para comprobar cómo se mueven las personas en su día a día.
Al igual que en aquel caso, la información obtenida con esta monitorización será anónima y no se podrá asociar a una persona. Al saber mejor cómo se está moviendo la ciudadanía, el gobierno espera poder evitar más contagios, encontrando posibles focos de transmisión. No se identificarán a personas concretas que estén ignorando el estado de alarma, por ejemplo.
Hasta ahora, el Gobierno apenas ha aprovechado las posibilidades que permiten los smartphones modernos; otros gobiernos europeos no han sido tan celosos, implementando polémicas medidas para limitar el movimiento de personas.
Selfies obligatorias en Polonia
Tal vez una de las más chocantes es la que Polonia implementó el pasado viernes, con el lanzamiento de una app de uso obligatorio para personas que estén en cuarentena por el COVID-19 por haber estado en un país considerado de riesgo.
Con el objetivo de evitar que estos ciudadanos salgan de sus casas, la app requiere que de manera periódica se hagan una "selfie", una foto de su cara. La app usa el GPS y la geo-localización del móvil para registrar la posición concreta en el momento de hacerse la foto; si esa posición no concuerda con la del hogar en el que el ciudadano está registrado, se considerará que ha roto la cuarentena.
El usuario tiene un límite de 20 minutos desde que recibe la notificación en el móvil para hacerse la foto; si se cumple ese plazo, la policía será avisada automáticamente para que realicen una visita a la casa. El usuario también puede solicitar ayuda desde la app si nota los síntomas del coronavirus.
El gobierno está registrando automáticamente a los ciudadanos que vuelven al país, e imponiendo multas de 500 esloti (325 €) por incumplir la cuarentena.
"Vallas virtuales" en Taiwán
Taiwán también está usando los móviles de los usuarios, y en su caso sí que está rastreando smartphones individuales, según Reuters. El sistema implementado es capaz de monitorizar las señales del teléfono, conociendo su localización al momento.
A efectos prácticos, es como si el usuario estuviese rodeado de una "valla virtual", que no se ve pero que existe; si sale del espacio que se le ha asignado, activará la alarma. Quince minutos después, las autoridades contactarán con la persona o incluso la visitarán en su casa para comprobar que no se está saltando la cuarentena.
Para evitar que los ciudadanos salgan de casa sin el móvil, se efectúan llamadas en determinados puntos del día; además, en caso de que el móvil esté apagado la alerta también se activa y la policía puede presentarse en casa.
Parece un sistema muy autoritario, pero sus defensores afirman que da resultados. Taiwán apenas ha confirmado 195 casos y dos muertes durante todo este tiempo, frente a los casi 82.000 casos confirmados en China, a apenas 140 km de distancia.