Dos ciudadanos chinos han sido acusados por fiscales estadounidenses de ser los hackers chinos detrás de una serie de ataques contra compañías de todo el mundo, y de robar información de compañías tecnológicas.
La vacuna del Covid-19 puede estar muy cerca, con varios proyectos ya reportando buenos resultados en las pruebas iniciales; es ahora cuando entra en juego la política del orgullo y el dinero. ¿Qué país será el primero en proteger a sus ciudadanos? ¿Qué empresas privadas serán las que ofrezcan primero semejante protección?
La semana pasada EEUU fue uno de los países que, junto con Canadá y el Reino Unido, apuntó a hackers rusos como los culpables de un intento de robo de posibles vacunas para el Covid-19; parece evidente que hay una guerra cibernética, montada alrededor de esta teórica vacuna, entre las grandes superpotencias.
Hackers chinos acusados de robar datos
Este martes el Departamento de Justicia de los EEUU ha acusado a dos ciudadanos chinos de realizar ataques cibernéticos contra una serie de organizaciones estadounidenses y mundiales, según Reuters.
Entre los supuestos objetivos de estos hackers se encontrarían contratistas del Departamento de Defensa e investigadores científicos centrados en encontrar tratamientos y vacunas contra el Covid-19.
Los dos hombres, Li Xiaoyu y Dong Jiazhi habrían organizado una campaña que duró varios años, con el objetivo de robar información secreta de empresas de todo el mundo; entre los datos obtenidos se encontrarían diseños de nuevas armas, información sobre nuevas drogas, o código fuente de programas y aplicaciones.
La vacuna del Covid-19, objetivo de hackers
Los fiscales estadounidenses no han nombrado a ninguna de las empresas supuestamente afectadas por estos ataques; pero sí que han confirmado que la investigación dio inicio cuando un complejo de producción nuclear en el estado de Washington fue hackeado.
La investigación reveló que los mismos atacantes se habían hecho con varios terabytes de datos a partir de ordenadores situados en todo el mundo; además de los EEUU, los países afectados serían el Reino Unido, Alemania, Australia y Bélgica, aunque los fiscales hablan de "cientos y cientos de víctimas en todo el mundo", destacando que este es el grupo de hackers "más prolífico" que han investigado.
La acusación recae directamente en el gobierno chino, ya que los investigadores afirman que Li y Dong actuaron como contratistas del ministerio de seguridad de China; los hackers habrían recibido información del ministerio, incluyendo las vulnerabilidades en el software que podrían usar para hackear sus objetivos.
China ha negado en multitud de ocasiones que pague a hackers independientes como Li y Dong para realizar ataques sobre EEUU y otros países occidentales como España, que ya ha sido objetivo de hackers chinos en varias ocasiones.