Uno de los quebraderos de cabeza más importantes para los investigadores encargados de la vigilancia del cosmos es la detección de asteroides. Estos trozos de roca viajan a muchos miles de kilómetros por hora y pueden llegar a suponer una amenaza real si chocan contra la Tierra. Por ello, un equipo científico internacional ya está manos a la obra en un nuevo proyecto en el que España tiene un papel clave.
El proyecto está liderado por la Agencia Espacial Europea (ESA) a través del contratista principal OHB. Desde España, Thales Alenia proporcionará componentes esenciales como el sistema de comunicaciones y la unidad de distribución y acondicionamiento de la energía para la misión Hera.
El proyecto europeo, denominado Hera en honor a la diosa griega del matrimonio, forma parte a su vez de otro más grande a nivel internacional denominado AIDA (Asteroid Impact & Deflection Assessment o evaluación de impacto y deflexión de asteroides). El objetivo final es poner a prueba la tecnología humana demostrando -si la misión es exitosa- que se puede desviar un asteroide evitando que colisione con la Tierra.
¿Cómo se para un asteroide?
Los cientos de toneladas (cuando no miles) junto con la velocidad con la que viajan descontrolados por el espacio hacen de los asteroides cuerpos con una energía elevadísima que habría que disipar antes de que entren en la atmósfera y ponga en peligro a los humanos o desviar la trayectoria. Justo para esto último se creó AIDA, que se compone de la citada misión Hera y de la estadounidense DART (Double Asteroid Redirection Test o Prueba de Redireccionamiento de Doble Asteroide), llevada a cabo por la NASA.
DART es un "impactador cinético", una especie de proyectil sin carga explosiva que chocará contra el más pequeño de los asteroides Didymos. El objetivo es desviar el asteroide con un golpe certero para que luego Hera se acerque y lo estudie. Por el momento es el método más viable para desplazar este tipo de amenazas cósmicas aunque para que fuera realmente efectivo habría que llevar un estudio muy pormenorizado de los asteroides potencialmente peligrosos.
Los sistemas de Thales Alenia se encargarán de la comunicación y "permitirán controlar y seguir a la sonda a una distancia de hasta 500 millones de kilómetros", según ha informado la propia compañía. Toda la información que recoja Hera pasará por el sistema de comunicaciones en banda X y se enviará a las estaciones emplazadas en tierra firma. Este apartado está hecho por Thales Alenia España liderando el consorcio compuesto por las divisiones de la compañía en Italia y Bélgica.
"Es apasionante poder formar parte de este experimento histórico para la humanidad para proteger la Tierra frente a colisiones de asteroides", ha declarado Eduardo Bellido, CEO de Thales Alenia Space en España. También ha explicado que la tecnología con sello español proporcionará datos esenciales a los científicos para que puedan establecer una estrategia de defensa a nivel planetario.
La sonda Hera será capaz de recopilar datos tan importantes como la masa, dimensiones, forma, densidad, volumen, porosidad, distribución y forma del material superficial. Con todo esto, los científicos podrán "determinar la eficiencia de la transferencia del impulso en el impacto [de DART] y poder así escalarlo a diferentes asteroides", según ha informado la compañía. Del mismo modo, obtendrá información sobre el cráter generado por el impacto para mejorar el conocimiento de los procesos de formación.
La nave DART de la NASA se lanzará en algún momento de julio de 2021 y se prevé una fecha de impacto en la superficie de Dimorphos (el asteroide más pequeño que conforman la dupla Didymos) en septiembre de 2022. Por su parte, la sonda Hera de la ESA tiene previsto el lanzamiento en 2024 y llegará al asteroide a finales de 2026, donde realizará un estudio durante 6 meses.
Asteroides: amenaza real
Han pasado pocas semanas desde que se anunció que un asteroide había pasado cerca de la Tierra. Algo que ocurre con más frecuencia de lo que nos podamos imaginar. Pero esta vez, como ya ha ocurrido en otras muchas ocasiones, el asteroide había pasado desapercibido a los científicos. El cuerpo rocoso se aproximó a la Tierra sin que nadie se enterara y solo fue cuando ya se alejaba cuando se dio la voz de alarma. Y es que, aunque existan miles de telescopios apuntando al cielo las 24 horas del día, a veces nunca llegan a cruzarse en el rango de visión de alguno de ellos y no se registran.
Los grandes asteroides sí están bien definidos y estudiados y los pequeños golpean la superficie terrestre cada muy poco tiempo sin mayores problemas. Por tanto, el mayor de los desafíos está en el estudio de los medianos. Según informa Thales Alenia, existen alrededor de 30.000 asteroides medianos (de 100 a 300 metros) de los cuales en torno al 82% aún no han sido detectados y tienen una cadencia de impacto aproximada de 10.000 años.
"La energía de impacto de un asteroide de este tipo es equivalente a unos 50 megatones de TNT, el poder de una bomba Tsar. El efecto de tal impacto sería devastador si llegara a un área poblada, capaz de destruir una ciudad entera, o de generar un tsunami si impacto en el mar", según publica la propia Thales Alenia.