España es el cuarto productor agrario de la Unión Europea, con 23,2 millones de hectáreas cultivadas. Más allá de olivares y viñedos, el país es uno de los principales productores de cebada del mundo, un tipo de cultivo que cambiará para siempre con el nuevo proyecto que la matriz de Google, Alphabet, se trae entre manos.
Dentro de X Company, la división de Alphabet centrada en el desarrollo de algunas de las tecnologías pensadas para resolver problemas de primera necesidad en todo el mundo, ha nacido Mineral, un concepto que quiere cambiar la agricultura para siempre.
Mineral ha presentado sus primeros robots funcionales que, junto a un potente software, pueden inspeccionar plantaciones de forma individuales a pie de campo para ayudar a los agricultores a mejorar el rendimiento de los cultivos para ser más productivos y eficientes.
"¿Qué pasaría si cada planta pudiera ser monitoreada y recibir exactamente el nutriente que necesita?", ese es el reto que se han propuesto conseguir en Mineral para conseguir alimentar a la creciente población del planeta pues la agricultura mundial se enfrenta a su mayor reto: necesitará producir más alimentos en los próximos 50 años que en los 10.000 anteriores.
'Escuchar' a la planta
La idea de Mineral es cambiar el concepto que ha venido desarrollando la agricultura en los últimos tiempos. Y es que pese a que se han incorporado drones, satélites o inteligencia artificial, aún se sigue un proceso estándar general. Ahora, gracias a un nuevo desarrollo de hardware y software se busca adaptarse a cada plantación. 'Escuchar' al campo para saber qué necesita.
De esta forma, el agricultor podrá saber en qué parte de su plantación se necesita usar pesticidas o en cuáles reforzar el regadío. Una forma de ser menos agresivos con la tierra al tiempo que permitiría optimizar recursos.
Además, el conocimiento de cada planta abre la posibilidad de que se cultivasen varias plantaciones compatibles a la vez y desmarcarse de plantaciones actuales de alto rendimiento para "desbloquear hasta 30.000 especies de plantas comestibles que no se cultivan", explican desde la compañía.
Esta mayor variedad de cultivo permitiría ser menos vulnerables a plagas, enfermedades y a la evolución del clima, así como se aprovecharían mejor los nutrientes y minerales del suelo.
"Al aplicar la potencia informática y los algoritmos de aprendizaje automático a las imágenes que recopilan nuestros buggies, y combinarlo todo con información como el clima y las condiciones del suelo, creemos que los agricultores tendrán la información y la confianza para explorar nuevas técnicas de cultivo más complejas como cultivos intercalados, o especies y variedades menos comunes", explica Elliott Grant, impulsor de Mineral.
Cómo funciona
El punto de partida del trabajo de Mineral son los datos. Un aluvión de información que permiten conocer al milímetro cada plantación. Conocen desde la altura de la planta, el área de las hojas y el tamaño de la fruta, con factores ambientales como la salud del suelo o el clima. De este modo, los datos se cruzan con las herramientas de software de Mineral para ayudar a los agricultores a entender y pronosticar cómo las diferentes variedades de plantas responden a su entorno.
Para recopilar esa información, Mineral se baja al campo. Han desarrollado unos llamativos robots buggies que recorren los cultivos equipados con una cámara y una tecnología de inteligencia artificial tan precisa que son capaces de contar los brotes de cada tallo de fresas o las semillas de soja que hay dentro de cada vaina en un campo. Algo imposible para el ojo humano.
Se toman imágenes de cada planta en altísima resolución para ir datando cada etapa de esta y ver su crecimiento. Cada una tiene su ficha que permite identificar sus rasgos únicos ya que el software es capaz de reconocer cuáles son las hojas enfermas y así ponerle remedio.
Este aluvión de datos y seguimiento de cada fruto permite otro detalle importantísimo saber cuándo la cosecha está en el punto perfecto para su recogida. El sistema crea un modelo 3D del cultivo que permite a los productores medir características como la biomasa y la madurez para poder predecir mejor el tamaño y el rendimiento del cultivo.
El buggy está pensado para que interfiera lo menos posible en la plantación. Es eléctrico y está equipado con paneles solares que le hacen autónomo. Además, está diseñado en una variedad de formas para adaptarse a los diferentes cultivos.
En su interior, tiene un GPS que identifica la ubicación de cada planta sobre el terreno, así como un equipo de cámaras que permiten identificar no sólo los rasgos de cada planta, sino otros problemas que puede haber en el campo.
La revolución ha empezado
Este particular cambio de concepto en la agricultura no es plan para el futuro a largo plazo sino que ya existen algunas plantaciones repartidas por el mundo. Con la idea de tener datos de diferente climatología y variedades vegetales Mineral se ha aliado con productores de Argentina, Canadá, EEUU y Sudáfrica, aunque la idea es ir poco a poco aliándose con organizaciones de todo el mundo, especialmente en el ámbito del sector privado, sin fines de lucro, académico y gubernamental, explican.
Eso sí, desde la compañía explican que todavía no hay una hoja de ruta para comercializar este sistema. Aún quieren explorar más en cómo ser más útiles para los productores y el ecosistema, así como avanzar en su idea de incrementar la demanda de productos vegetales de cara al año 2050.