El aumento en el lanzamiento de satélites, también en los que ha participado España, es directamente proporcional a la basura espacial que existe actualmente y la que habrá en el futuro. Un tema, también medioambiental, que ha pasado un poco desapercibido para todos pero que dentro de unos años puede llegar a ser un auténtico problema.
El diseño actual de los satélites ya recoge la autodestrucción con una reintegración a la atmósfera, pero sigue siendo perjudicial al planeta debido a que la basura no hace otra cosa sino diseminarse.
Una de las soluciones planteadas es en la que está trabajando la Agencia Espacial Europea y consiste en la creación de un satélite que vaya recogiendo basura del espacio. Pero la que acaba de anunciarse nada tiene que ver.
Una empresa japonesa, junto con la Universidad de Kioto, está trabajando en la creación de satélites cuya carcasa está fabricada en madera. Un material sostenible a la vez que biodegradable.
Satélites de madera
La compañía Sumitomo Foresty, la responsable de la investigación, ya ha dicho que están en pleno proceso de investigación en el crecimiento de árboles para su posterior aplicación en el espacio. Los primeros pasos serán probar la resistencia de la madera en condiciones extremas en la Tierra, para comprobar cómo se comporta.
"Estamos muy preocupados por el hecho de que todos los satélites que vuelven a entrar en la atmósfera de la Tierra se queman y crean pequeñas partículas de alúmina que flotarán en la atmósfera superior durante muchos años", ha declarado Takao Doi, profesor de la Universidad de Kioto y astronauta, a la BBC.
Los satélites con carcasa de madera se quemarán al entrar en la atmósfera y no dejarán más rastro que dióxido de carbono y vapor de agua. Una combustión al uso que evitará esas pequeñas (pero muy tóxicas) partículas.
"El siguiente paso será desarrollar el modelo del satélite desde el punto de vista de la ingeniería, luego fabricaremos el modelo de vuelo", añade el profesor Doi. Esperan tener listo el primer satélite en 2023.
Sumitomo Foresty también ha declarado que están trabajando en el desarrollo de materiales de madera altamente resistentes a los cambios de temperatura y a la luz del sol. Porque si hay un enemigo más potente que los extremos cambios de temperatura, ese es la radiación solar.
Un proyecto, a priori, muy interesante, pero del que ya se han descubierto algunas sombras. La primera de ellas es que las coberturas de los satélites tan solo corresponden a una pequeña parte de la basura especial actualmente en órbita.
Estos fragmentos inútiles girando alrededor de la Tierra se componen de restos de propulsores y elementos complementarios de los miles de lanzamientos que ya se han realizado. El principal problema es que la mayoría de basura espacial nunca regresa a la Tierra, si fuera así, no existiría tal problema.
Dicho lo anterior, y aunque las carcasas de madera ayuden a eliminar parte de los químicos nocivos de la futura basura espacial, el objetivo de las compañías lanzadoras de satélites debería ser diseñar las trayectorias para que todos los componentes vuelvan a entrar a la atmósfera.
Satélite de la basura
La Agencia Espacial Europea (ESA) firmó hace tan solo unas semanas un acuerdo de 86 millones con la compañía ClearSpace. Una empresa fundada en 2008 que tiene como objetivo la creación de un dispositivo capaz de recoger basura espacial.
En una primera misión, la ESA ha recurrido a los servicios de ClearSpace sacar de órbita y eliminar al Vespa, un adaptador secundario de carga útil que se emplea en los lanzadores Vega, el mismo modelo que falló en el despegue del satélite español Ingenio.
El invento de la empresa comprende un pequeño vehículo espacial (no tripulado) con una especie de red o brazos capaces de atrapar la basura mientras se encuentra mientras se encuentra en órbita. Una vez lo tenga, emprenderán el regreso a la Tierra y, debido a la fricción con la atmósfera, ambos se desintegrarán.