La tecnología está desempeñando un papel fundamental para lograr progresos en el mundo de la medicina, como las impresoras 3D que están ayudando en las cirugías de algunos hospitales de España. El último gran avance en este sector es un corazón artificial que se podrá comprar en Europa, y que está indicado para personas con insuficiencia cardíaca terminal.
El grupo francés Carmat ha confirmado que va a comercializar a partir del segundo trimestre su corazón artificial tras obtener el pasado mes de diciembre la certificación europea (CE). El objetivo es hacer frente a un desafío de salud pública relacionado con las enfermedades cardiovasculares, a saber, la insuficiencia cardíaca, principal causa de muerte del mundo.
En ese sentido, el corazón artificial proporciona una solución duradera al tratamiento de dicha dolencia, de la que actualmente existen muy pocas opciones eficaces, siendo la principal los trasplantes de corazón.
La insuficiencia cardíaca se produce cuando el corazón ya no puede realizar su función esencial: bombear sangre rica en oxígeno al resto del cuerpo de forma eficiente, lo que provoca síntomas como la fatiga o latidos del corazón rápidos o irregulares, entre otros.
¿Cómo funciona?
El Carmat TAH es un corazón artificial implantable destinado a reemplazar los ventrículos del corazón en pacientes que padecen insuficiencia cardíaca avanzada. Este artilugio nació con la idea de convertirse en un dispositivo que sustituyera a los trasplantes de corazón, y supone una opción alternativa en medio de la escasez de donantes.
El resultado es un mecanismo que funciona fisiológicamente como un corazón humano, que pulsa, se autorregula y es compatible con la sangre. La firma ha confirmado que cada unidad a batería cuesta 150.000 euros y está diseñada para reemplazar un corazón real durante años.
El Carmat TAH es un dispositivo accionado electrohidráulicamente con la forma cercana de un corazón humano que, una vez conectado, duplica la acción de un corazón natural, proporcionando apoyo circulatorio mecánico y restaurando el flujo sanguíneo usual a través del cuerpo.
Esta prótesis incorpora cuatro válvulas biológicas en la entrada y salida que proporcionan un flujo sanguíneo pulsátil unidireccional y dos ventrículos, cada uno separado por una membrana en dos cavidades más pequeñas: una para la sangre y otra para el fluido accionador.
Además, la capa de esta membrana que está en contacto con la sangre está hecha de materiales biocompatibles. Por otro lado, el corazón artificial también incluye dos microbombas que empujan el fluido del actuador a las membranas y generan la sístole, que es la fase de contracción del corazón donde la sangre se bombea a los vasos, y la diástole, la fase de relajación que permite que la sangre entre en el corazón.
Por su parte, la electrónica, los microprocesadores y los sensores integrados permiten respuestas autorreguladas a las necesidades fisiológicas cambiantes del paciente. El corazón artificial también dispone de una bolsa externa flexible que contiene el fluido del actuador y un cable percutáneo que conecta la prótesis a los componentes externos.
Unos equipos que proporcionan la movilidad y autonomía necesarias para llevar una vida casi normal. Además, estos componentes externos pesan menos de 5 kg e incluyen un controlador y una batería de iones de litio que brindan una autonomía de aproximadamente cuatro horas.
En cuanto a la consola de atención hospitalaria, el equipo médico debe utilizarla principalmente para operar la prótesis durante la implantación y realizar un seguimiento del funcionamiento del dispositivo.
Aún en investigación
El corazón artificial se encuentra en investigación clínica internacional y la compañía francesa planea fabricar unas 300 unidades anuales de aquí a tres años. Además, el fabricante ha señalado que en los ensayos clínicos realizados hasta el momento, solo uno de los trasplantados ha logrado sobrevivir más de dos años.
Por ese motivo, este corazón se dirige especialmente a personas en estado terminal en espera de un órgano vivo. Incluso podría servir para prolongar la espera de un corazón natural de aquellos que no se encuentren en un estado avanzado.
Además, en varios países del continente, como España, Alemania o Francia, hay "al menos 2.000 pacientes" actualmente en espera de un trasplante, por lo que a la firma se le abre una nueva oportunidad de mercado.
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