El último de los proyectos en bajar la persiana en la casa Google ha sido Loon, su propuesta para "llevar Internet a todos los rincones del mundo". Para ello, nada de satélites ni lanzamientos costosos. El proyecto solo contemplaba globos equipados con la infraestructura necesaria para crear redes móviles inalámbricas. Quizá la expansión de Starlink, que llegará a España, tiene algo que ver en esta decisión que termina con uno de los proyectos más populares de la firma.
El proyecto se inició hace nueve años con las ilusiones de conectar los lugares más remotos del mundo. Esos que, de otra forma, nunca tendrían una puerta a Internet por falta de recursos o elevado coste de despliegue.
"Loon se centra en brindar conectividad a comunidades desatendidas de todo el mundo. Estamos en conversaciones con empresas de telecomunicaciones y gobiernos de todo el mundo para ofrecer una solución que ayude a ampliar la conectividad de Internet a esas áreas desatendidas", emitieron en un comunicado en 2019.
Toda una declaración de intenciones que, finalmente, ha quedado en nada. Uno de los últimos proyectos de la compañía era el de desplegar su infraestructura basada en globos en Kenia. Para ello, recibieron la luz verde del gobierno del país en abril de 2020. Menos de un año ha durado la ilusión a sus creadores.
Pero los 9 años anteriores dieron de sí suficiente como para demostrar que la tecnología de Loon funciona. Los ejemplos que pone la compañía van desde granjeros en Nueva Zelanda hasta el uso de globos de Loon en sendos desastres naturales ocurridos en Puerto Rico y Perú.
Según el comunicado de la propia compañía, parte de la tecnología de banda ancha de Loon ya se está empleando en el Proyecto Taara, diseñado por X, la misma compañía que ha estado detrás de Loon hasta su cierre. "Este equipo está trabajando actualmente con socios en África Subsahariana para llevar internet barato de alta velocidad a comunidades sin conexión en Kenia".
Y es que, a pesar de que la idea de Loon es buena, el impulso que están tomando las constelaciones de satélites en órbita baja eclipsa al proyecto de Loon. Con Starlink a la cabeza -proyecto de SpaceX-, se hace complicado competir.
Es raro la semana en el que Starlink no lanza una tanda de 60 satélites para ir completando su constelación. Una red de Internet que ya ha demostrado su competencia en Estados Unidos y Canadá mientras planea su despliegue en algunos países de Hispanoamérica y en la propia España. Muy similar al proyecto que tiene el CEO de Amazon Jeff Bezos, que cuenta ya con la licencia para el lanzamiento de satélites de su Proyecto Kuiper.
La principal ventaja que ofrecen las constelaciones en baja órbita es la mejora más que considerable de la velocidad de conexión y de la latencia. Mientras existen muchos proveedores de Internet por satélite, el servicio que prestan suele ir de la mano de una calidad de conexión más bien baja, con latencias que imposibilitan jugar a videojuegos o mantener una conversación fluida mediante videollamada.
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