Miguel Ángel, el ingeniero de Elgoibar que ha llegado a Marte: “La NASA te hace sentir de su equipo”
Miguel Ángel Carrera, es el director y cofundador de AVS, la empresa guipuzcoana que ha diseñado y fabricado diversos sistemas que van en el rover que ha llegado a Marte.
27 febrero, 2021 03:18Noticias relacionadas
"Vimos la oportunidad de trabajar con la NASA y nos lanzamos". Así comenzó hace casi seis años la penúltima aventura de Miguel Ángel Carrera, director general y cofundador de AVS, y de su equipo. Este ingeniero industrial nacido en Vitoria hace 46 años atiende a OMICRONO por teléfono tras rascar un hueco de su apretada agenda. "Intento dominarla, pero se resiste". Y no es para menos.
La empresa, con cuartel general en Elgoibar (Gipuzkoa), consiguió varios contratos para trabajar en el rover Perseverance que recientemente ha aterrizado en Marte. El que, según el administrador de la NASA, "ha ido con el objetivo de encontrar vida extraterrestre", o al menos vestigios de lo que algún día lo fue. También para intentar conocer más acerca del planeta rojo desde el punto de vista geológico y climático.
El encargo llegó a AVS de la mano del Centro de Astrobiología, dependiente del INTA. Por el cual debían revisar el diseño de la estación meteorológica del rover Curiosity -el anterior al Perseverance- que no había funcionado todo lo bien que se deseaba. Y un segundo proyecto para trabajar en la Supercam, un dispositivo que permite comparar la composición química del suelo marciano con el terrícola a través de un rayo láser.
Pero nadie se levanta un día y le llueve un contrato de este tipo. Como suele pasar con quienes trabajan en la industria espacial, la relación de Miguel Ángel Carrera con el espacio viene de mucho más atrás. De pequeño creció fijándose en las siglas NASA impresas en cohetes y trasbordadores espaciales, que protagonizaban las retransmisiones por televisión y congregaban a toda la familia.
Cuando Carrera nació el hombre ya había llegado a la Luna, pero vivió la edad dorada de las naves Soyuz -todavía soviéticas-, las misiones al espacio profundo con las Voyager y los trasbordadores Enterprise y Columbia de la NASA. Imágenes de casi ciencia ficción que forjaron a los ingenieros como él, que hoy, pueden presumir de que su trabajo ha llegado a Marte.
Tras egresar de una universidad inglesa y pasar diez años trabajando en una empresa de robótica en Eibar, Carrera decidió montar la suya propia en 2006. En AVS se dedican a lo que comúnmente se denomina industrias de la ciencia y del espacio. Con la participación en algunos de los programas científicos punteros a nivel mundial como pueden ser los aceleradores de partículas o la investigación de la fusión nuclear. La que se postula como una de las energías limpias que marcarán las próximas décadas. Y, además, trabajar en el sector espacial.
De Elgoibar a la NASA, ¿cómo es ese salto?
Ha sido un camino muy difícil. Cuando vimos el atisbo de posibilidad de trabajar para el Centro de Astrobiología en un proyecto para la NASA nos lanzamos a por ello y no lo soltamos. Es cierto que arriesgamos mucho, fue un camino largo y lleno de incertidumbres.
Realmente está muy manida la expresión, pero es cuestión de esfuerzo y dedicación. El nombre de Perseverance nos pega, somos perseverancia pura. Si hablamos de probabilidades... ¿cuántas hay de que una empresa montada en Elgoibar acabe participando en dos instrumentos que han ido a Marte a bordo de un rover?
Saber que algo tuyo va dentro de un rover a millones de kilómetros debe de ser una sensación increíble. ¿Cómo se vive el momento del aterrizaje en Marte?
Había quedado con mis hijas para ver el lanzamiento, incluso teníamos invitaciones para acudir a Cabo Cañaveral. Pero no pudo ser por la Covid-19. Luego me dijeron que podía ir a JPL a ver el aterrizaje y tampoco ha podido ser por el mismo motivo. Fue algo frustrante porque queríamos vivir la experiencia completa, como de película.
Eso sí, estamos hablando de ir a Marte. Es verdad que la NASA tiene experiencia en esto, pero siempre puede salir algo mal. El hecho de que cinco años de esfuerzo, casi seis, se empotren contra Marte es un riesgo y un sufrimiento.
Desde el punto de vista personal podría haber sido muy frustrante si la misión no llega a salir bien. Igual que desde el punto empresarial. No es lo mismo haber trabajado en un proyecto que se ha estrellado en Marte a otro que ha conseguido llegar satisfactoriamente. Realmente es un punto de inflexión. Son castillos en el aire que nos vamos montando en la cabeza hasta que llega a Marte y aterriza.
El hecho de que casi seis años de esfuerzo se empotren contra Marte es un riesgo y un sufrimiento.
Ya una vez que aterriza como se esperaba y los sensores que hemos equipado dan señales de que están vivos la tranquilidad que te da es inmensa. De hecho, al día siguiente del aterrizaje -sí, sí, al siguiente- no dormí por toda la tensión acumulada (ríe). A partir de ahora a soñar.
¿Cómo es trabajar con la NASA?
Si tuviera que decir algo que me ha llamado realmente la atención de trabajar con la NASA es la humildad que tienen. Es una pasada. Tanto la NASA como JPL [Jet Propulsion Laboratory] no te hacen sentir que eres alguien sin experiencia o menor. La relación no es la tradicional entre cliente y proveedor. Más bien es de equipo, de vamos a sacar esto adelante entre todos. Ellos aportaban siempre de una manera muy constructiva.
Evidentemente luego está la exigencia, que es semanal (ríe). Con una lista de acciones que se tienen que cumplir en ese plazo. Hay una lista de tareas, otra de correcciones, otra de análisis, una más de cálculos, de diseño... Ha sido una especie de maratón de casi seis años, pero con sprints semanales.
Mucha intensidad y mucha exigencia, pero también con un punto colaborativo muy importante. En otros ámbitos quizá es más exigencia seguida de un 'búscate la vida'. Estos no. Si tienes cualquier problema, encuentran a la persona indicada dentro de su plantilla y al día siguiente tienes al experto disponible para una reunión. Es una gozada, es querer que la misión salga.
¿Muy diferente a lo que se encuentra en este lado del Atlántico?
Todos hemos mamado la palabra NASA. Sabes que son gente brillante y muy apasionada. En ese sentido hemos encajado muy bien porque en mi equipo tenemos el mismo punto de pasión. También destaco el trabajo del Centro de Astrobiología con José Antonio Rodríguez Manfredi, al frente del equipo que dirige MEDA. Ellos también son así. Son muchos años trabajando para la NASA.
Es impresionante cómo la NASA gestiona los tiempos y lo profesionales que son.
En los proyectos en tierra firme no existe una ventana de lanzamiento. Pero cualquier retraso en uno de exploración espacial es un drama. Es impresionante cómo gestionan los tiempos y los profesionales que son. Eso ayuda mucho, porque como empresa, hemos visto cómo funciona y copiaremos esas formas de trabajar.
¿Cuál es su participación en el Perseverance?
En el rover anterior, el Curiosity, había un dispositivo equivalente al MEDA [Mars Enviromental Dynamics Analytics] que se llamaba REMS [Rover Enviromental Monitoring Station] y contaba con un sensor de viento que se podía mejorar. Cuanto más separado estuviera ese sensor del rover, tendría mejor calidad en las medidas.
En un primer momento, la NASA y el equipo de MEDA estaban dispuestos a aplicar en el Perseverance el mismo sistema que fue en el Curiosity. El reto verdaderamente consistía en si en el mismo volumen y peso podíamos meter algo que fuera extensible para alejar el sensor. Y ahí es donde entró AVS.
Vimos esa luz de oportunidad y nos lanzamos. Hicimos un diseño, se lo mostramos a la NASA y les gustó. Hicimos entonces un prototipo que demostró todavía mejor viabilidad y ahí hemos seguido atados. Eso sí, después de arriesgar mucho dinero y esfuerzo.
Hasta hace no mucho éramos el plan B para la NASA. Si lo nuestro no funcionaba teníamos el respaldo del dispositivo que fue en el Curiosity. Ha sido una continua demostración contra todas las adversidades. Finalmente, cuando vieron que nuestro proyecto funcionaba, pudieron conseguir financiación para nosotros. Fue entonces cuando concursamos y ganamos.
Del brazo desplegable hemos hecho toda la parte de concepto, ingeniería, análisis, cálculos, todos los test en ambiente representativo marciano y lo hemos montado. Un equipo de ingenieros de AVS viajó hasta las instalaciones de la NASA para instalar el sistema personalmente. Fue un momento muy bonito.
¿Sabe cuándo se podrán recibir los primeros datos del MEDA?
Los sistemas han llegado bien y ya han dado señales 'de vida'. Creo que a partir de la semana que viene podrán comenzar a recopilar mediciones. La secuencia de comandos que se envía al rover consisten ahora en ir activando todo poco a poco e ir comprobando que todo va bien.
¿Y de la Supercam?
También hemos participado en ese proyecto. Es un instrumento geológico muy complejo y nosotros hemos hecho el sistema de calibración. Una especie de bandeja que lleva muestras conocidas de la Tierra para que el láser las compare las rocas de allí.
Las comprobaciones las hace mediante una técnica llamada espectroscopia, que sirve para ver la composición química. La cabeza del Perseverance lanza un rayo láser contra una determinada del suelo y se genera una pequeña cantidad de plasma. Es entonces cuando la cabeza gira y vuelve a disparar el láser contra cada una de las 26 muestras que están en el sistema de calibración. Y compara unos datos con otros.
La bandeja de calibración se encuentra en una zona complicada. Cerca de la rueda trasera y de la antena del helicóptero Ingenuity. Por ese motivo la bandeja tiene que soportar una fuerza de 3.500 G de choque. Esto es debido a que el despliegue de las ruedas del rover se hace mediante un sistema pirotécnico y la bandeja, con las muestras dentro, tiene que soportar esa cantidad de G.
Afortunadamente, con las imágenes en alta resolución que ya ha enviado el Perseverance, hemos podido comprobar que todas las muestras han llegado en perfectas condiciones.
Otra de las particularidades del láser es que, gracias a su intensidad, es capaz de limpiar de polvo extensiones de terreno para que luego puedan ser analizadas. Por si quieren mirar con la cámara de alta resolución, por ejemplo, para poder sacar una foto más con detalle.
¿Veremos humanos en Marte?
El objetivo de todo esto es buscar vida, salvo el de MEDA que es un instrumento menos científico con una visión a medio o largo plazo. Y con un punto de vista de querer llevar a gente a Marte.
Hay que caracterizar perfectamente la atmósfera para asegurar que esos cálculos que se realizan de descenso y aterrizaje sean cada vez más precisos. Si la atmósfera es más densa o menos densa en un momento dado, realmente tienes un problema cuando llevas gente.
MEDA ayuda a caracterizar la atmósfera más allá del ámbito científico. Va a ayudar a analizar el polvo marciano que también es muy importante para tener controlado de qué está compuesto. Todo eso es importante porque luego vas a llevar a gente allí.
Habiendo trabajado para la NASA en un proyecto tan importante como el del rover imagino que todo lo que no sea ir más allá os sabe a poco. ¿Cuál es el próximo paso?
El pasado verano concursamos de manera internacional para desarrollar la mano que recogerá las muestras de suelo y roca que hará el Perseverance. Con el fin de traerlas de vuelta a la tierra. Y lo hemos ganado.
No solo hemos trabajado cinco años en MEDA y en el Perseverance, sino que nos hemos asegurado un nuevo proyecto en el Mars Sample Return. Este Perseverance recogerá muestras que almacenará en unos contenedores, luego irá otro rover a llevárselas en el 2026. Esa mano que recogerá las muestras es nuestra.
La gran noticia es dar continuidad al equipo con la combinación NASA-Marte. En total serán más de diez años y seguramente más. El hecho de haber participado en el MEDA nos ha permitido tener más puntos para ganar el concurso del gripper [como así se llama la mano robótica]. Desde el punto de vista de responsabilidad ganamos muchos enteros. Si vamos a recoger muestras y la mano no las coge comprometes toda la misión.
La mano robótica que recogerá rocas de Marte en cinco años también será nuestra.
Más allá del planeta rojo, ¿qué otros planes tienen en AVS?
Estamos trabajando para misiones de observación de la Tierra a través del programa Copernicus. Mide el agua, el vapor, el dióxido de carbono, el metano... AVS ya está trabajando para proporcionar sistemas optomecánicos para la misión CHIME, una que emplea constelaciones de satélites.
También para el programa Artemis, de la NASA. Estamos muy involucrados en varios desarrollos tecnológicos para las futuras misiones a la Luna. Son bluinding blocks o bloques de ingeniería donde se acoplan subsistemas que deben resistir al polvo lunar. Actualmente tenemos cuatro desarrollos en marcha para la ESA [European Space Agency, o Agencia Espacial Europea].
Desde el punto de vista más mediático, hemos hecho un robot con apariencia de rover que se dedica especialmente a la construcción de hábitats lunares con impresión en 3D y desplazar piezas. Le queda mucho tiempo, pero es más un comienzo de camino.
Otro de nuestros proyectos va encaminado en los trenes de aterrizaje para asteroides que ya está esperando que se le asigne una misión y también un mecanismo de recogida de regolito en asteroides. Actualmente JAXA [Agencia Japonesa para la Exploración Espacial] está hablando de ir a Fobos junto con la ESA. Veremos a ver cuál es el reparto de paquetes y estamos esperando a ver si podemos entrar en esa parte.
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