Con cada campaña de la Declaración de la Renta, los delincuentes comienzan la suya particular para intentar engañar al máximo número de personas. Y es que, aunque existen aplicaciones que te ayudan y asisten, muchos usuarios prefieren hacérselas ellos mismos sin recurrir a ningún profesional.
El problema viene cuando, siempre por sorpresa, nos llega un correo en cuyo remitente aparece la Agencia Tributaria pidiéndonos información extra sospechosa. Cuando no un directamente un pago de dinero para solventar una situación de urgencia con consecuencias fatales.
Siempre hay que sospechar de esos correos, mensajes de texto e incluso llamadas telefónicas. Y a la mínima duda consultar directamente con la Agencia Tributaria para esclarecerlo todo. Siempre antes de aportar datos o dinero a un desconocido.
1. El primero de los ataques que enumeran desde la empresa especialista en ciberseguridad Avast para por estar alerta a los medios electrónicos. Los correos, los mensajes de texto y las llamadas telefónicas serán las puertas de entrada perfecta para los timos derivados de la Declaración de la Renta.
2. Cuidado también con que el atacante se haga pasar por una persona cercana (incluso por nuestro propio asesor) o como representante de una organización de confianza como la Agencia Tributaria.
3. El objetivo de los delincuentes será, en última instancia, obtener información personal confidencial, como credenciales de inicio de sesión o números de tarjeta de crédito. Cuanta mayor cantidad y más personal mejor.
4. Tras recibir un correo electrónico sospechoso, hay que comenzar a examinarlo con mucho detenimiento pues seguramente no vaya dirigido a una persona en particular. Más bien utilizarán un lenguaje muy poco cercano con saludos como "Estimado cliente".
5. Es muy posible que los delincuentes hagan ofertas demasiado 'jugosas' como para pasarlas por alto. O cuando envían un correo 'urgente' con unos plazos de cumplimientos imposibles. Nunca una organización legítima manda correos electrónicos para tareas prioritarias.
6. Hay que estar muy al loro de los enlaces y de los posibles errores que podamos identificar. Exactamente igual que si vemos faltas de ortografía o de tipografía en las webs de destino, los delincuentes intentan clonar las páginas legales pero casi nunca consiguen replicarlas al 100%.
7. Vigilar los correos que envían los bancos también puede ser clave. Nunca cometerían errores gramaticales al igual que tampoco lo hacen en sus páginas web. Los delincuentes que buscan datos personales a menudo sí cometen errores.
8. Los archivos adjuntos siempre son uno de los focos de infección más problemáticos, según indican desde Avast. Por ello, lo más prudente es no abrir ningún archivo que venga junto a un correo electrónico si no es de nuestra absoluta confianza y sabemos que estamos esperando algo.
9. En ocasiones, los ciberdelincuentes piden directamente datos a sus potenciales víctimas. Por ejemplo, puede ser común que soliciten nuestra contraseña de correo electrónico o el número de la tarjeta de crédito junto con el código CVV para realizar algún pago.
10. La necesidad de engañar al mayor número de personas posible hace que los delincuentes se hagan pasar por empresas muy comunes como grandes bancos o servicios de streaming. Si no somos clientes de ellos, hay que pasar absolutamente de largo y no abrir el correo.
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