Los trenes de alta velocidad se han convertido en el medio de transporte por excelencia para millones de personas en todo el mundo. Si bien España es considerada una de las naciones líderes de este sector, en China no pierden el ritmo y ya buscan ir un paso más allá con sistema de levitación magnética que eliminan el factor rozamiento con la vía.
Este tipo de trenes maglev (magnetic levitation) han sido la seña de identidad de países como Japón, que lleva investigando sobre esta tecnología desde hace prácticamente 50 años para conseguir unir ciudades de forma más rápida que cualquier otro tren. Pero China le sigue muy de cerca con algunos convoyes de levitación magnética circulando a diario en rutas fijas. Y los que están por llegar.
El planteamiento de la administración china pasa por la sustitución paulatina de rutas de alta densidad que actualmente se operan principalmente vía aérea por trenes de levitación magnética de última generación. Unos que prometen alcanzar los 600 kilómetros por hora, acercándose más a la velocidad de un avión regional que al de un tren de alta velocidad al uso como podría ser el AVE.
El tren que flota
El secreto del éxito de este tipo de trenes pasa por su manera de recorrer el trazado. En lugar de emplear unas ruedas motrices que imprimen tracción al conjunto entero, los maglev flotan directamente sobre la vía. Con esto se consigue eliminar uno de los factores que más se tiene en cuenta a la hora de operar un tren: el rozamiento con la superficie de rodadura que se transforma en energía calorífica que se desperdicia.
Mediante un sistema de electroimanes instalados a bordo, los trenes de levitación magnética eliminan la necesidad incluso de llevar ruedas o cualquier otro soporte que esté en contacto con la vía. De hecho, las vías de trenes magnéticos nada tienen que ver con los conjuntos de traviesas y raíles tradicionales. Son estructuras fabricadas generalmente en hormigón en cuyo interior también se instalan electroimanes.
La primera unidad de la última apuesta de China por esta tecnología salió de la línea de montaje el pasado martes. Con una velocidad máxima de 600 kilómetros por hora, en el diseño del tren se ha tenido en cuenta la necesidad de proporcionar una aerodinámica lo más afinada posible. "La única resistencia que tiene [el tren] es la del viento", ha declarado Liang Jianying, subdirector general e ingeniero jefe de CRRC Sifang, la encargada del proyecto.
Este tren tiene previsto cubrir rutas más largas que las que se sirven actualmente con trenes de levitación. En China, la línea principal que usa actualmente esta tecnología es la que une Shanghái con su aeropuerto. El objetivo de China a medio plazo es crear "círculos de transporte de unas tres horas" entre las principales ciudades del país, según recoge Global Times. Y para ello los trenes de muy alta velocidad serán claves.
Además de la velocidad, uno de los grandes avances tecnológicos que ha obtenido el nuevo tren de levitación magnética es en un sistema de frenado que reduce la distancia en más de un 50%. El tren maglev que hace el recorrido de Shanghái al aeropuerto tiene una distancia de frenado de 16 kilómetros, mientras que el nuevo tren lo reduce a 10. Lo que permite arañar unos cuantos segundos a velocidad de crucero.
En 5 años, mínimo
El proyecto de este tren de levitación magnética comenzó a diseñarse a finales del año 2016 y no fue hasta 2019 cuando los ingenieros lograron desarrollar un prototipo válido. El pasado enero comenzó un periodo de pruebas que acaba de terminar con la presentación del martes.
En cuanto a su puesta en funcionamiento, Liang anunció que será en los próximos 5 o 10 años, sin concretar más la fecha. Lo que sí parece más claro es que se empleará para unir grandes centros económicos chinos como la línea Guangzhou-Shenzhen-Hong Kong y la que conecta Shanghái con Hangzhou.
Si lo ponemos en perspectiva, los 600 kilómetros por hora para los que está diseñado este tren serían capaces de unir la ruta entre Madrid y Barcelona en poco más de una hora en un trayecto directo. Algo que realmente puede ser un punto de no retorno en la utilización del tren frente al avión para los viajes más exprés.
Proyectos fallidos
La inmensidad de China y su ambición por llevar a cabo proyectos de ingeniería faraónicos les ha conducido a la recoger algunos fracasos en los últimos años. Quizá uno de los más grandes era el que pretendía unir China con Estados Unidos en un viaje de más de 13.000 kilómetros de vías férreas de alta velocidad.
La idea de China -que dijo que había mantenido conversaciones con Rusia- era la de construir una línea vertebradora siguiendo toda la costa de China, Siberia y traspasar al continente americano a través de un túnel subacuático para conectar con Alaska, Canadá y, finalmente, llegando a Estados Unidos.
El proyecto fue presentado en el año 2014 y la duración de viaje estimado se situaba en torno a las 43 horas ininterrumpidas a una velocidad media de 300 kilómetros por hora. El mayor reto para China fue plantear el túnel bajo el Estrecho de Berín, que tendría que ser aproximadamente 4 veces más largo que el Eurotúnel que cruza el Canal de la Mancha.
Actualmente, la línea de alta velocidad entre Estados Unidos y China se encuentra en punto muerto y todo parece indicar que se quedará así, al menos son lo suficientemente grandes como para absorber la cantidad inmensa de tráfico de pasajeros y mercancías entre las dos potencias del mundo. Un hecho que es el principal escollo para los 200.000 millones de dólares que se manejaba del presupuesto. Aproximadamente un 20% del PIB de España.
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