España cuenta con alguno de los mejores pintores del mundo. No sabríamos cómo se llevarían Velázquez o Goya con la tecnología actual, pero lo cierto es que hasta la inteligencia artificial es capaz de replicar a Rembrandt. Ahora, museos como los de Bolonia se han volcado en el avance tecnológico para que a través de Big Data y cámaras que registran sus rostros y miradas puedan conocer mejor la actitud de sus visitantes. Todo con el objetivo de saber qué obras son más atractivas y cómo equilibrar las exposiciones.
La Agencia Nacional por la nueva tecnología (ENEA) en Italia ha emprendido este proyecto de investigación en museos como el Istituzione Bologna Musei, donde se han instalado cámaras y sensores al lado de la información de las obras.
Los dispositivos ShareArt no son discretos, aunque tampoco pretenden serlo. Catorce de estos sensores se han instalado a lo largo de una exposición en Bolonia, gracias a los cuales los responsables de la galería han encontrado datos muy curiosos.
Siguiendo la mirada
Los ShareArt rastrean tanto la mirada del visitante como calculan el tiempo que este presta atención a la obra que tiene delante. Solo 4 o 5 segundos es la media calculada por esta tecnología, las personas que entran en la galería rara vez pasan más de 15 segundos delante de un cuadro.
Estos datos permiten determinar cuáles son las obras que reciben más atención del público, pero la investigación no persigue premiar a las obras más interesantes y descartar las otras, no es un concurso de popularidad. En realidad, con esta información pueden equilibrar la atención que prestan los visitantes a cada obra mejorando los diseños de la exposición.
"Gracias a la simple elaboración de datos, la mirada de un observador se puede traducir en un gráfico" detalla Stefano Ferriani, investigador de ENEA. Roberto Grandi, añade a Bloomberg que el análisis obtenido con este estudio tecnológico se puede traducir en cambios en la iluminación, la puesta en escena o la ubicación de la obra.
Ser conscientes de los detalles en que se están perdiendo los visitantes cuya mirada no siempre es lo suficientemente experta para saber donde tiene que fijarse. Por ejemplo, en un díptico del siglo XIV de Vitale degli Equi, los datos señalan que el público ignora la mitad izquierda, para observar la derecha que representa la bendición de San Pedro, un dato que sorprendió a los responsables de la exposición.
El significado de una sonrisa
Otros detalles del público que visita esta exposición podrían ser también de gran utilidad. A medida que las restricciones provocadas por la pandemia se van relajando y las mascarillas dejan de ser una protección obligatoria en todos los espacios, las cámaras podrán analizar el rostro completo del visitante y sus expresiones frente a un cuadro u otro.
Los investigadores podrían combinar los datos cuantitativos recogidos por los sensores y la interpretación de las expresiones gracias a programas de análisis facial con la psicología cognitiva. No obstante, como bien saben en el mundo del arte, una misma sonrisa puede esconder muchos significados e interpretaciones. "Sería engañoso sacar demasiadas conclusiones sobre el comportamiento del espectador en función de las reacciones físicas a una obra de arte", dijo Grandi.
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