A pesar de los éxitos de SpaceX sirviendo como transporte de referencia para la NASA, la agencia espacial de Estados Unidos cuenta con proyectos paralelos para no depender de una única compañía. Entre estas alternativas, con algún que otro retraso, se encuentra la gigante aeroespacial Boeing, cuyo segundo lanzamiento de la cápsula Starliner tiene previsto despegar de suelo estadounidense poco antes de las nueve de la noche (hora de España peninsular) el próximo viernes 30 de julio.
Además de ser conocida mundialmente como uno de los principales fabricantes de aviones, Boeing cuenta con una rama de tecnología espacial muy avanzada con encargos dentro de programas como el Artemis, que pretende hacer llegar al humano nuevamente a la Luna en 2024, dentro del cohete Space Launch System (SLS) o de la estación orbital lunar Gateway.
La cápsula que lanzarán el viernes, si la meteorología y las últimas comprobaciones de sistemas lo permiten, tiene como objetivo el transporte de pasajeros como parte del Commercial Crew Program (Programa de Tripulación Comercial, en español) impulsado por la NASA. Esta iniciativa permite el desarrollo de sistemas de transporte espacial humano a empresas privadas, siendo la propia Boeing y la mencionada SpaceX las dos únicas participantes.
Segundo intento de Boeing
La primera vez que Boeing quiso alcanzar la Estación Espacial Internacional con la Crew Space Transportation 100 Starliner -también conocida como CST-100 Staliner- fue en diciembre del año 2019. Un fallo técnico arruinó la misión y la cápsula no tripulada aterrizó en Nuevo México un par de días después del lanzamiento sin mayores novedades.
Ha tenido que pasar más de un año y medio para que la compañía con el cuartel general en Chicago lance una segunda misión con la lección aprendida de errores pasados. La misión Orbital Flight Test 2 (OFT-2) se lanzará el viernes desde las instalaciones del Kennedy Space Center en Cabo Cañaveral (Florida) con el mismo objetivo de llegar a la Estación Espacial que su predecesora.
El plan de vuelo consiste en despegar sin tripulación a eso de las 20:53 (hora de España) el día 30 a bordo de un cohete Atlas V de United Launch Alliance -compañía en la que participa Boeing y Lockheed Martin- y acoplarse prácticamente 24 horas después. Si se cumplen los horarios, la CST-100 llegará a la Estación Espacial Internacional del sábado 31 a las 21:06 de la tarde-noche en España.
La cápsula de Boeing es reutilizable "hasta 10 veces", según recoge la compañía en la ficha técnica, y cuenta con los últimos avances tecnológicos de la industria aeroespacial como un sistema de acoplamiento autónomo u otro que le permite aterrizar en tierra firme gracias a los paracaídas y a unos airbags que se inflan en la parte inferior de la cápsula en el momento justo.
En cuanto al interior, en la configuración típica de máxima capacidad de astronautas es capaz de llevar a 7 -aunque la NASA tan solo llevará 4 o 5 cuando la use- y cuenta con una cabina de mandos de respaldo para que el comandante de la misión pueda tomar el control de la cápsula en cualquier momento.
La CST-100 Starliner tiene una altura de 5 metros (contando módulo de tripulación y módulo de servicio) por 4,56 metros de diámetro, lo que arroja un volumen interior de aproximadamente 11 metros cúbicos. El módulo de tripulación está equipado con 12 propulsores dentro del sistema de control de reacciones (RCS, de sus siglas en inglés) mientras que el módulo de servicio cuenta con 28 RCS, 20 propulsores de control orbital y otros 4 motores para abortar la maniobra de lanzamiento.
"Ver la Starliner encima del Atlas V a solo unos días del lanzamiento es un símbolo de lo orgulloso que se siente nuestro equipo de ejecutar esta misión", ha declarado John Vollmer, vicepresidente y gerente del Programa de Tripulación Comercial de Boeing. "OFT-2 es un hito fundamental en nuestro camino hacia los vuelos tripulados y todos estamos listos para ver cómo nuestro arduo trabajo cobra vida con una misión exitosa de principio a fin", ha recalcado Vollmer.
Si este vuelo sale según lo planeado, el objetivo de Boeing es comenzar con las pruebas para emprender un lanzamiento tripulado. Según los últimos reportes y dependiendo siempre los resultados del OFT-2, la compañía podría realizar la primera prueba con astronautas en los últimos compases de este 2021 o a inicios de 2022, todavía sin fechas cerradas.
Frente a la Crew Dragon
Uno de los eventos espaciales más importantes -quizá el que más- del pasado 2020 fue el lanzamiento de la misión Demo-2 que tuvo como protagonistas a una cápsula Crew Dragon y a un par de astronautas que llegaron sin mayores contratiempos a la Estación Espacial Internacional. SpaceX hizo historia y Elon Musk inauguró con ese hito una segunda era dorada de la exploración espacial con el objetivo ya puesto en la Luna y en Marte.
Desde aquel 30 de mayo del pasado año, la Crew Dragon ha realizado varios lanzamientos exitosos. El último de ellos el pasado abril correspondiente con la misión Crew-2 y con el fin de seguir alimentando la alianza entre SpaceX y la NASA. Y los que están por venir en próximos meses.
Dejando a un lado el gran adelanto que le lleva SpaceX a Boeing en este terreno, la Crew Dragon tiene un diámetro de 4 metros por 8 metros de alto, un volumen de 9,3 metros cúbicos -solo con el módulo de tripulación- y capacidad para 7 ocupantes. Aunque la principal diferencia se encuentra en la adaptabilidad de la cápsula de la compañía de Elon Musk a las diferentes necesidades de viaje. Desde vuelos con tripulación a lanzamiento de cargas pasando por estancias orbitales para turistas, como planea lanzar en septiembre, con una gran cúpula de cristal en la parte superior.
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