Desde el reparto a domicilio a lanzar misiles y pasando por un abanico amplísimo de aplicaciones que han llevado a los drones a convertirse en una de las herramientas con más proyección de futuro para las empresas. El último informe de Enaire indica que en España las operaciones con drones aumentaron más de un 200% en el 2020, año de pandemia por excelencia, y eso que no tienen en cuenta los drones particulares que no necesitan de control aéreo.
Este escenario se replica en muchos lugares del mundo con unas restricciones más o menos severas para el sobrevuelo de zonas habitadas. Pero todo apunta a que muy pronto estas pequeñas aeronaves no tripuladas -que en muchas ocasiones son autónomas- se convertirán en un elemento más del paisaje urbano. Y, bajo esa premisa, los sistemas de control y antidrones deben de acompañar a la expansión de la tecnología.
Futuribles a un lado, lo que de verdad preocupa hoy de los drones es su posible uso contra instalaciones sensibles tales como aeropuertos, centrales nucleares o bases militares. Y no hay que irse muy lejos en España para encontrar ejemplos de ello. A principios de 2020 el Aeropuerto de Barajas tuvo que interrumpir las operaciones debido al avistamiento de un dron en las proximidades, algo que con un buen sistema antidrones no hubiera pasado.
Cazando drones
A raíz de esta necesidad tan actual y de todo lo que está por venir, cada vez más instituciones públicas y empresas privadas apuestan por instalar un sistema antidrones en sus edificios o zonas restringidas. Para hablar de cómo funcionan este tipo de sistemas, ha atendido a EL ESPAÑOL - Omicrono Luis Pérez Freire, director general de Gradiant. Esta compañía, con sede en Vigo, lleva varios años desarrollando armas antidrones.
"Los sistemas antidron tratan de resolver tres problemas: detectar con suficiente antelación la presencia del dron, analizar ese vehículo aéreo y, por último, tratar de neutralizarlo en el caso de que sea realmente una amenaza", comenta Pérez Freire.
Para la primera fase de detección hay varias tecnologías disponibles. "Se pueden utilizar radares como los que están en los aeropuertos, solo que adaptados a los drones", apunta. También comenta que hay drones demasiado pequeños y este tipo de tecnología no es muy fiable con ellos. Lo que conduce al empleo de una segunda herramienta más fiable para todos los casos.
Una de las alternativas pasa por "rastrear el espectro radioeléctrico a través de un receptor en busca de las frecuencias que se usan para el control remoto de los drones". Esta tecnología también permite estimar una posición del dron, pero sin necesidad de enviar un pulso radar. Además, Gradiant la combina con un sistema de cámaras "tanto en el espectro visible como en el infrarrojo".
"Cuando se detecta la presencia, el siguiente paso es analizar de qué dron se trata y cuáles son sus movimientos". Tanto el proceso de detección como el de análisis se realiza por parte del sistema antidrones de forma autónoma aplicando inteligencia artificial. Nadie tiene que intervenir activamente, "aunque siempre tiene que haber alguien supervisándolo", indica Pérez Freire.
Por último, la neutralización de un dron que supone una amenaza es, quizá, la parte más importante y realmente para lo que se despliega un sistema antidrones. Al igual que con la detección, para esta última fase existen diversas tecnologías que se pueden aplicar. "Se puede derribar el dron, aunque legalmente es muy delicado, así que existe la alternativa de intervenirlo".
La propuesta de Gradiant para esta situación pasa por dos escenarios muy diferentes. "El primero funciona solo parta una parte de los drones y consigue tomar el control". La persona que está supervisando el sistema es capaz de manejar el dron a su antojo con una serie de mandos y joystick que tiene. De esta forma, el dron se puede alejar de la zona restringida y hacerlo aterrizar de forma segura lejos de ella.
"Hay otra opción que es interferir al dron. Para ello se interviene la radiofrecuencia y se vuelve incontrolable por parte del operador cuando se penetra al recinto de seguridad". La única opción que tiene el dron es dar la vuelta. "Este método emite una señal dirigida al dron y suficientemente potente que interfiere al dron".
Sistemas fijos y móviles
Actualmente existen dos formatos diferenciados: los sistemas fijos y los portátiles. Los primeros se emplean en instalaciones como las mencionadas infraestructuras críticas o zonas urbanas en las que volar drones está prohibido. La segunda, en cambio, se pueden colocar "incluso dentro de unas maletas" y transportarse allá donde se requiera. Bien para eventos multitudinarios puntuales, visitas diplomáticas o en el campo de batalla; por poner solo algunos ejemplos.
Los sistemas antidron de Gradiant se encuentran protegiendo infraestructuras tan importantes como los astilleros de Navantia en Cartagena (Murcia) y también en algunas instalaciones militares que, por seguridad, no pueden revelar. Y afirma que instituciones extranjeras están "interesadas en nuestra tecnología", sin querer ahondar más.