Los océanos se han convertido en un gran vertedero de plástico, lo que supone un grave problema medioambiental al afectar tanto a la calidad del agua como a la fauna y flora que albergan en su interior. De hecho, en España se estima que sólo en el Mediterráneo hay flotando más de 3.700 toneladas de este material. Para terminar con este desastre, unos investigadores creen que los barcos podrían utilizar este tipo de residuos como combustible para eliminarlos.
Desde hace un tiempo la tecnología está teniendo un papel muy importante en la lucha por terminar con los residuos plásticos en el mar. Prueba de ello son proyectos como la red gigante de 800 metros que limpia los océanos o el robot autónomo que elimina e identifica la basura. Ahora, unos investigadores sugieren que los barcos limpien los océanos utilizando este material como combustible.
No se trata realmente de una idea nueva, ya que anteriormente se presentó un velero que recolecta el plástico del mar y lo usa como combustible. En esta ocasión ha sido un equipo de investigadores del Instituto Politécnico de Worcester en Massachusetts (Estados Unidos), junto con la Universidad de Harvard y la Institución Oceanográfica Woods Hole, los que aseguran en la revista PNAS que los plásticos oceánicos se podrían convertir en combustible para barcos gracias a la licuefacción hidrotermal.
Plástico como combustible
Existen investigaciones que ya demostraron que millones de toneladas de plásticos ingresan en el océano cada año. Una parte de ellos se trituran en fragmentos y se dispersan, mientras que otras terminan agrupándose en montones de basura flotante en el mar.
Para eliminar este material del agua se suelen utilizar un sistema de barreras, que consiste en boyas semicirculares ajustadas con una malla fina que se extiende por debajo de la superficie del océano. Con ello se consigue que las corrientes lleven el plástico a esa zona, donde se termina acumulando.
Después, se utilizan unos barcos que acuden a las barreras para recolectar grandes cantidades de estos residuos para llevarlos de vuelta al puerto para su procesamiento, que a menudo se encuentran a kilómetros de distancia; y vuelta a empezar. Esto por lo general implica un proceso largo y con una elevada huella de carbono, ya que los barcos demandan mucho combustible fósil.
Los investigadores creen que el tiempo necesario para recolectar plásticos podría reducirse si se eliminaran los viajes de regreso para repostar y descargar los residuos. Para ello sugieren que, mediante la licuefacción hidrotermal (HTL en sus siglas en inglés), sería más eficiente y ecológico convertir los desechos plásticos del océano que los barcos recogen en combustible.
La licuefacción hidrotermal es un proceso que permite convertir residuos como el plástico en un biocarburante, que podría utilizarse para impulsar estos barcos en sus desplazamientos. Durante este procedimiento, este material contaminante se calienta y despolimeriza a temperaturas de hasta 500º C y a presiones de 250 a 300 veces mayores que las del nivel del mar.
Los productos de despolimerización resultantes, denominados "diésel azul", tienen el potencial de ser limpiados por sí mismos. Los investigadores calculan que un barco que lleve un convertidor de licuefacción hidrotermal podría alimentar su motor con combustible generado del plástico que se encuentra en los océanos.
Contamina menos
Bajo ese escenario, las barreras de recolección de plástico se podrían colocar de forma permanente en múltiples sitios alrededor de un gran parche de basura, para que sean capaces de cargar el plástico marino que se recolecta en los barcos.
Los investigadores también señalan que el combustible producido del plástico liberaría carbono a la atmósfera, pero aun así la cantidad sería menor que la emitida por un barco que quema petróleo convencional haciendo viajes de ida y vuelta a los puertos.
Por otro lado, también apuntan que la licuefacción hidrotermal produce una pequeña cantidad de desechos sólidos que tendrían que llevarse de regreso al puerto cada pocos meses; aunque el exceso de combustible elaborado por HTL podría usarse para esos viajes.
Esta idea también sugiere que las barreras colocadas en el Great Pacific Garbage Patch (GPGP), un área en el océano Pacífico de unos 1,6 kilómetros cuadrados de acumulación de desechos ubicada a medio camino entre Hawái y California, permitirá recoger plástico como para que un único barco pudiera convertir en combustible 11.500 toneladas de este residuo cada año.
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