La ciencia y la tecnología se inspiran constantemente en la naturaleza, creando microchips con forma de semilla que planean por el aire, por ejemplo. También los animales sirven para mejorar las cualidades de los drones, como demuestran algunos drones creados en España y en este dispositivo que utiliza garras para aterrizar.
Pueden volar en vertical y horizontal, incluso mantenerse en el aire en un mismo punto, pero a la hora de aterrizar, suelen depender de una superficie plana y fija para no estrellarse. Investigadores de la Universidad de Stanford se inspiran en las garras de las aves para solucionar este problema.
Este equipo de ingenieros ha creado el robot Aerial Grasper Stereotyped Nature-inspired, o SNAG para simplificar. Recreando la anatomía de los halcones peregrinos, han dotado al dron de garras con las que posarse en numerosas superficies y capturar objetos en pleno vuelo.
SNAG, el dron halcón
Los halcones peregrinos son las aves más rápidas, capaces de alcanzar los 320 kilómetros por hora buceando. Con sus garras atrapan presas de todos los tamaños. Por estos motivos, parecen los animales perfectos para enseñar a las nuevas máquinas a desplegarse por el territorio.
Para ello, no solo es necesario fijarse en la forma de las garras y cómo sujetan ramas o animales con fuerza, también hay que prestar atención a las patas que soportan el peso y gestionan el equilibrio del ave en superficies complicadas. SNAG absorbe el impacto del aterrizaje con un sistema que combina tensores y perchas para simular las patas del animal.
Al acercarse a la superficie de aterrizaje, el robot aplica tensión en los cables para cerrar las garras lo suficiente como para fijar su peso. Luego bloquea los tobillos y el resto de las extremidades y carga el peso de toda la máquina en ellas, ahí pueden las hélices para girar.
Múltiples sensores trabajan en el proceso, como el acelerómetro que registra cuando el robot se ha detenido para mandar una señal y que el algoritmo analice cómo mantener en equilibrio la máquina utilizando los motores de las caderas. Para despegar, el proceso se invierte.
Cazando presas
Durante las pruebas realizadas en bosques, este peculiar dispositivo fue capaz de sostenerse incluso en ramas con materiales resbaladizos. Una de las ventajas que este tren de aterrizaje ofrece, es la posibilidad de que los drones descansen en cualquier parte, así las baterías de los vehículos duran más tiempo.
Los investigadores han publicado sus resultados en la revista Science Robotics, donde proponen usar las garras también como ganchos con los que capturar objetos en el aire, en concreto, otros drones. Una flota de drones con garras serviría de defensa en zonas restringidas como los aeropuertos donde está prohibido volar estas máquinas. El dron capturaría al intruso que planea cerca de las pistas y los aviones sin permiso, evitando tener que disparar al dron que se está saltando las normas.
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