El Ministerio de Sanidad quiere prohibir fumar en terrazas, playas o el coche. Otros países como Nueva Zelanda son más estrictos donde quieren ir más allá e ilegalizar el tabaco. La nueva normativa que se plantea para España incluye también a los cigarrillos electrónicos, alternativa que empieza a cuestionarse si es sana. ¿Cuánta nicotina se respira en las terrazas o en las playas? Este nuevo sensor flexible puede analizar el nivel de esta sustancia tóxica que respiran las personas.
Los cigarrillos electrónicos se empezaron a ver por las calles hace años, y se anunciaban como una opción completamente saludable. Pero su uso de la nicotina recibe la mayoría de las críticas. Esta sustancia adictiva, también presente en el tabaco, se considera responsable de trastornos cardiovasculares y respiratorios.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Arizona y la Universidad RMIT de Australia tratan de demostrar hasta qué punto la nicotina afecta a las personas que la respiran, vapeadores, fumadores y población pasiva. Para ello han desarrollado un sensor flexible que analiza el aire desde la piel del paciente y manda los datos al móvil mediante NFC, chic que también podría utilizarse para medir el tabaco convencional con ciertas modificaciones.
¿Cuánta nicotina respiras?
Cuando la toxicidad del tabaco tradicional ya ha quedado demostrada por completo, el debate se traslada a los cigarrillos electrónicos. Mientras unos los defienden como recurso para dejar de fumar mejor que los parches o los chicles, otras voces denuncian que no son tan buenos para la salud como anuncian.
"Para comprender plenamente sus posibles efectos sobre la salud, se necesita un dispositivo de control de la nicotina en tiempo real" sugieren los investigadores de este proyecto. Con su invento quieren recabar datos sobre la exposición de personas que usan vapeadores, pero también la de los vapeadores pasivos.
Para analizar el aire que respiran esas personas a lo largo del día y determinar el impacto que tiene en su salud, el equipo de estudio requería de un dispositivo portátil que no dependiera de una batería para realizar la tarea de forma continuada. Así nacen estos pequeños sensores flexibles, unos diminutos chips en forma de pegatina para llevar pegados a la piel.
Los investigadores Philipp Gutruf de la Universidad de Arizona y Ataur Rahman de RMIT explican en un artículo para American Chemical Society (ACS) que para medir los niveles de nicotina del aire se necesitan grandes volúmenes de muestra y semanas de muestreo. Ante esta necesidad se está estudiando el uso de sensores portátiles para poder abarcar más terreno y seguir a un sujeto de estudio en el día a día.
Aquí es donde entra este prototipo, una sencilla pegatina que no requiere de un circuito muy complejo para analizar el ambiente, recoger datos y transmitirlos a un software o dispositivo inteligente. Un chip NFC y una película de VO2 son prácticamente todo lo que integra este sensor.
¿Cómo funciona?
Cuando los investigadores diseñaron el sensor flexible se centraron en dos aspectos, reconocer los niveles de nicotina y pasar la información a un teléfono. Para la primera fase, el sensor recurre al dióxido de vanadio (VO2) sobre un sustrato de poliimida que es la base del sensor. Las partículas de nicotina del aire se unen de manera covalente a la película de VO2, es decir, los átomos se enlazan y alteran la conductividad de la película.
Dependiendo de la cantidad de nicotina que se encuentre, la conductividad se verá alterada en mayor o menor grado, señal suficiente para analizar la calidad del aire en lo que a esta sustancia tóxica se refiere. El sensor detecta el cambio producido al entrar en contacto con esta sustancia y acaba transmitiendo la información de forma inalámbrica a un teléfono inteligente.
Para ese segundo proceso, los investigadores integraron en la pegatina un chip NFC, similar al que usan los teléfonos móviles para pagar en las tiendas. Este chip, hace una doble función: comunica el grado de nicotina encontrado, según la alteración de la conductividad; y en segundo lugar, ejerce de interruptor.
Al acercarse y comunicarse con el teléfono, la conexión inalámbrica del chip dirige la corriente al resto del sensor. De esta forma, se activa un circuito sencillo para analizar la cantidad de nicotina encontrada en el ambiente.
Los responsables del estudio explican que la tecnología desarrollada podría aplicarse al humo de los cigarrillos convencionales. No obstante, los sensores necesitan contar con más componentes para abordar el resto de sustancias que incluyen los cigarrillos, frente al humo del vapeo que suele formarse por propilenglicol, glicerina vegetal y aromas naturales, además de la nicotina.
Incluso, proponen aplicar este diseño en otros sensores con el objetivo de recoger distintas sustancias. Realizando las modificaciones necesarias, sensores de este estilo podrían analizar otras sustancias tóxicas del medioambiente y mandar la información de forma inalámbrica.
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